A no ser que una sea Taylor Swift, llega un momento en la vida de toda mujer en el que ocurre lo inevitable, la tragedia: te dejan. Ya no tienes un novio y estás soltera. Y pasa el tiempo y crees que cambiará de opinión porque finalmente se ha dado cuenta de que su vida sin ti apesta. Pero no. Le va bien. No te echa de menos y probablemente, seguramente, ya está con otra. Otra que no eres tú. Y cuando la ves, cuando tropiezas con su perfil en Facebook, cuando sin querer entras a su Instagram, sientes cómo tu sangre baja de la cabeza hasta el estómago, cómo todo empieza a dar vueltas, cómo ya no te apetece salir de casa para ir a comprarte ese par de zapatos que viste rebajados ayer.
Él ya no te quiere. Ya no le interesas más que (¡horror!) como amiga -con suerte-. Pero ya no piensa en ti de esa manera. Y probablemente tú sí porque lo querías mucho y ninguno de los que has conocido después le llega a la suela del zapato y estás convencida de que perderlo significa que vas a acabar sola. Para siempre. Y encima eres alérgica a los gatos, así que corre a la nevera a por tu tarrina de dos litros de helado, plántate una manta encima y disponte a volverte a ver todas las temporadas de Anatomía de Grey, porque tu vida ya no va a mejorar. Y que a nadie se le ocurra decirte que todo irá mejor porque hay más peces en el mar, porque eso para ti ahora mismo no tiene sentido: tú no quieres otro pez, tú quieres ese pez, maldita sea, devolvedme a mi pez. Pero tu pez ya nadó lejos. Prepárate para llorar un montón durante muchos días.
¿Y sabes por qué lloras? No es porque estés sola ni triste, sino PORQUE ERES UNA SUBNORMAL. Eres una puta subnormal que te crees que vives en una puta peli de Jennifer López; que después de mucho sufrimiento, mucho azúcar y mucha comida china, de pronto, de casualidad, un día tocarán a la puerta y será él con un montón de flores diciéndote que se ha dado cuenta de que no puede vivir sin ti, que la otra nunca estará a tu altura y que llegó a esa conclusión ayer por la tarde cuando os visteis de casualidad durante tres segundos en el Mercadona y tú te escondiste porque llevabas un chándal. Que te quiere hasta cuando te pones un chándal.
Lloras porque hay que llorar. Porque Jennifer llora. Porque la otra Jennifer también llora. Porque Cameron llora. Porque Julia llora. Porque Scarlett llora. Porque Drew llora. Porque Anne llora. Porque HASTA LA PUTA MERYL STREEP LLORA. Todas lloran. Y tú también, porque así estás más cerca del milagro del amor y te lo merecerás un poco más. Y lloras de frustración porque todavía no ocurre, pero estás segura de que va a ocurrir y te da rabia que no haya sido hoy. Bueno, igual será mañana.
Y una mierda. Querida, no va a ocurrir. Igual a estas alturas ya lo sospechabas pero, por si te hace falta, ya te lo aclaro yo un poquito: si no está contigo es porque no quiere. Si quieres te hago una lista de las razones por las que no va a volver contigo; y si no quieres, también:
1. No te quiere hasta cuando te pones un chándal.
En efecto, te vio en el Mercadona y ¿sabes qué? Le diste pena porque tenías los ojos hinchados de tanto llorar y el pelo sucio. Nadie quiere estar con una persona que le da pena. Nadie quiere estar con nadie por pena. Y si tú quieres que estén contigo aunque sea por eso, te mereces estar sola más que nadie. Hasta que aprendas a arreglártelas por ti misma. Te mereces que todos tus vibradores se queden sin pilas. Para siempre.
2. Quiere a la otra.
Ella le gusta más. Probablemente no sea tan guapa o tan lista como tú. Ni tan divertida. Ni tan alta. O sí. ¿Y? ¿Esto significa que tú lo merezcas más? Wow, tía, tranquilízate y deja de compararte, que no tienes quince años. Y, de paso, ahora que lo tienes delante, igual deberías aprender a valorar el hecho de que estuvo contigo no porque fueras algo mejor, sino porque eras con quien quería estar. Ahora simplemente no es así. Y no tiene explicación lógica: le apetecen otras cosas, siente más química con ella, simplemente ya no está tan bien contigo. ¿No has pensado que a lo mejor este chico no es un trofeo? ¿que no es una máquina perfecta, que no se guía por un algoritmo que le ayuda a diferenciar lo bueno de lo malo? ¿no has pensado que igual no es algo de tu propiedad, sino una persona con derecho a tomar sus propias decisiones, incluso si una de ellas es alejarse de ti? Igual tú también deberías empezar a tomar las tuyas y ducharte. Para empezar. Ya luego igual puedes plantearte objetivos más profundos, como cortarte el pelo. O suicidarte. Es más, deberías suicidarte ahora mismo porque la gente que piensa como tú no merece vivir. Va, me espero.
3. Si aún no está con otra, ojo, porque esto es peor: resulta que ESTÁ MEJOR SOLO QUE CONTIGO.
Eso ha tenido que doler, ¿no? Pues imagínate a él. Para nadie es fácil tomar una decisión de este tipo (y menos sabiendo que están dejando a una puta loca como tú) y te aseguro que lo habrá meditado muchísimo. Salvo rarísimas excepciones, si todo iba bien, puedo asegurarte que no se levantó un día de pronto pensando que quería dejarte. Ni tuvo una revelación en un sueño, ni perdió su equipo y eso fue la gota que colmó el vaso en vuestra relación. No, querida. No quiere estar contigo y lleva bastante tiempo pensándolo. Y tu chándal no está ayudando mucho precisamente. Si él no lo hace, al menos quiérete tú un poco y DÚCHATE YA, POR EL AMOR DE DIOS.
4. Es un capullo que no ha sabido apreciar lo que tenía y no le importabas una mierda desde el principio.
Es absolutamente probable. Y, aun así, tú quieres estar con ese capullo porque es tu capullo. En serio, tía: que te jodan. Premio. Lo has conseguido: te mereces estar con él. Es más, dame su número y lo llamo. Yo lo convenzo de que tiene que volver contigo porque de verdad que os merecéis el uno al otro. ¿Contenta? Pues, hala, a llorar a gusto.
5. Simplemente no puede ser.
A veces todo es perfecto pero las circunstancias no juegan a vuestro favor: os queréis muchísimo pero él es demasiado mayor, está demasiado lejos, tiene demasiados problemas, está demasiado casado, tiene otra novia demasiado seria, es demasiado Ryan Gosling y ni siquiera sabe de tu existencia. ¿Puedes tú hacer algo por cambiar todo esto? Y no me refiero a seguir siendo el maravilloso ser humano que seguramente eres hasta que él se dé cuenta de que no puede vivir sin ti; en serio, ¿puedes? De verdad, ¿existe algo que esté en tu mano y que tú puedas hacer para mejorar la situación? ¿existe algo que pueda hacer él? Si has contestado "no" a estas dos preguntas, amiga, lamento decirte que es hora de dejarlo ir. Los amores imposibles son muy guays y brillan como un rayito de esperanza al final de todo el huracán sentimental de tíos que no valen la pena y que sólo han aparecido en tu vida para hacerte más fuerte, pero la mayoría de las veces se quedan sólo en eso. Son ilusiones que te han ayudado a anestesiarte cuando algo te dolía demasiado, pero va a llegar un momento en el que se habrán gastado. Y es muy bonito y muy práctico tener un plan "B", un colchón de seguridad sentimental, una pequeña luz al final del túnel; pero, si no lo ves claro, lo mejor es que abandones la idea cuanto antes. Antes de que duela demasiado y antes de que te llegue una invitación de boda para la que no estás preparada. Y, si decides seguir adelante y luego lloras, permíteme ser la primera en recordártelo: te lo dije.
Esto es todo lo que sé por ahora. La buena noticia es que aparecerá alguien mejor. Siempre aparece alguien mejor. Yo misma he sufrido un buen par de relaciones fallidas y siempre pensaba que el último era lo máximo a lo que podía aspirar, pero resultaba que no: siempre hay alguien mejor. Probablemente no sea quien tú tienes en mente y probablemente no vaya a aparecer mañana ni dentro de un año. Y te dará miedo y te niegas rotundamente porque DÓNDE VOY A ENCONTRAR A ALGUIEN MEJOR SI ESTO ES LO MEJOR QUE ME HA PASADO EN LA VIDA. Noticia de última hora: la vida tiene reservadas cosas maravillosas para ti. No te las pierdas por culpa de alguien que de entrada no iba a dártelas.
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