This post has not been vetted or endorsed by BuzzFeed's editorial staff. BuzzFeed Community is a place where anyone can create a post or quiz. Try making your own!

    Yo Por Mi Perro... ¡¡ma-To!! Y Otras 7 Cosas Que Sólo Haces Por Él.

    Sí, admítelo, una peli en el sofá con un buen chocolate es mucho mejor plan desde que Coco llegó.

    Si alguna vez te has imaginado que vienen unos asesinos a tu casa y te dan a elegir entre tu perro y tu pareja y has decidido quedarte soltera… ¡¡no se lo cuentes nunca a tu novi@!!

    Pero, ¿qué tendrán esas bolitas peludas que nos revolucionan tanto? Y es que a día de hoy mucha gente opta por un compañero canino. La cosa es, ¿en qué momento tu perro se convierte en el centro de tu universo? Aquí van algunas situaciones que te pueden ayudar a comprobarlo.

    1. Le cuentas tus problemas antes que a tu mejor amigo.

    La gente te mira con cara de “te has escapado de un psiquiátrico” o tus padres creen que tu amigo invisible de la infancia ha vuelto a las andadas. Pero no, estáis todos muy equivocados.

    No hablo sola por la calle, comento las cosas con mi perro y no, “Lily” no ha reaparecido en mi vida sino que estoy explicándole a Coco mis estrategias desesperadas para encontrar trabajo. Es que muchas veces prefiero ese giro de cabeza y esa oreja caída que me escucha atentamente, que las caras aburridas de mis amigos.

    2.Modificas todos los planes para que pueda ir contigo.

    Que hace día de playa, venga vamos al río que nos podemos bañar igual y encima mi perro chapotea. Que nos vamos a tomar algo, que sea en la terraza aunque nos estemos congelando de frío. Que hay mono de cine, sí pero al de verano y nos sentamos en la esquina de la última fila para que Coco se pueda echar la lado. Si te sientes identificada con alguna de estas situaciones y tus amigos, pareja y familia siguen a tu lado, te prometo que tienes mucha, mucha suerte.

    3. No le llamas por su nombre, optas por apodos más que cariñosos.

    "Bebe”, “cariño”, “peque”, “chiquitín”, “cosa preciosa”… y no, no es mi madre haciendo rabiar a mi hermano, soy yo llamando a mi perro y lo mejor es que hace caso a todos. El problema es que comienzas diciendo estas cosas en un entorno íntimo y las acabas gritando en medio de la calle porque tu perro ha decidido perseguir un gorrión mientras tus amigas te miran “ojipláticas”.

    4. Es el primero al que saludas al llegar a casa.

    Porque antes de este cambio en tu vida, el llegar a casa significada un “hola” y suerte si alguien te contestaba sin que tuvieras que repetirlo de nuevo. Pero ahora tienes a alguien dando vueltas sobre sí mismo desde que oye el chirrido del ascensor y se tira encima de ti como si llevara una vida entera sin verte. A cuantos y cuantas nos gustaría que nos recibiesen meneando la colita de semejante manera ¡eh!

    5. Le echas de menos desde el minuto uno en que te vas de vacaciones.

    Antes, irte por ahí era lo que esperabas durante todo el año, pero desde que esa cosita te pone ojitos ya no es tan fácil hacer las maletas. Y es que aunque estés echada en la playa con un mojito en la mano o con la mochila al hombro en Bangkok siempre sientes esa punzada en el pecho. Que si tu familia te llama para ver qué tal estás lo primero que haces es preguntar por tu perro, y no intentes ocultarlo porque sabes que es verdad.

    6. No te terminas el plato para que él también pueda saborear tus creaciones.

    Hay personas que afirman que a los perros sólo se les debería dar pienso porque es lo mejor para ellos y, ahora es cuando te pregunto “si claro, ¿a que a ti no te gustaría comer todos los días arroz blanco?”, ¡zas!, la primera en la frente. Así que si eres de las que siempre se deja un bocadito para aliñar la comida de su can, ¡ya no tienes salvación! Porque ellos optarán por la estrategia del chantaje emocional y pondrán su cabecita en tu rodilla para darte aún más pena y que cada día comas menos.

    7. Descubres posturas que jamás creías que podrías adoptar.

    Seguro que no permites que tu pareja te deje en una esquina de la cama o que te quite el mejor sitio en el sofá, pero… ¿si el que lo hace es tu maravilloso can? Entonces aprendes a contorsionar tu cuerpo de maneras inimaginables, a cocinar dando saltos para no pisarlo y hasta te sientas en el suelo si hace falta. Si te ha ocurrido esto, te tiene totalmente ganada.

    8. Tus amigos se aburren de oírte hablar de tu “querido hijo”.

    Te quejas cuando tu amiga te ve y comienza el monólogo sobre su ex o cuando todo el grupo se junta para hablar de las penalidades del trabajo o de lo difícil que es independizarse. Muy bien, pero cuando tú repites una y otra vez las cosas graciosas que ha hecho tu “bebe” ese día o encuentras cualquier excusa para volver al mismo tema… ¿no te parece que tienen un poco de razón?

    Así que si se te ha escapado la risa al leer esto y recuerdas muchos más momentos parecidos… ¡¡ten cuidado!! Tu mascota no lo es todo. Puede ocupar un lugar muy importante en tu vida, pero tampoco nos creamos que es nuestro hijo. Cada vez más, desde distintas asociaciones se está denunciando la “humanización” de los animales de compañía, sobre todo de los perros y gatos. Como dijo Cesar Millán en una entrevista: “La crueldad no simplemente existe cuando le pegas al perro, lo amarras o lo pones en la azotea, existe cuando le das amor, amor y amor".