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14 confesiones de personas que hicieron cosas ligeramente ilegales

La gente roba más de lo que crees.

1. La ladrona de bálsamos de labios

“Un día, cuando aún estaba en la universidad, me acerqué a la tienda de la esquina a por algo para picar y vi que habían traído bálsamos de labios de nuevos sabores, así que cogí uno. Usaba cacao tan a menudo que inconscientemente lo metí en el bolsillo de la sudadera que llevaba puesta. Después de darme una vuelta por la tienda, fui a pagar una bolsa de patatas y me marché. Cuando llegué a mi habitación de la residencia, me di cuenta de que me había llevado el bálsamo de labios sin darme cuenta. Tenía miedo de devolverlo, pero también me daba vergüenza utilizarlo, así que acabó quedándose en mi escritorio y se convirtió en un recordatorio constante de mi reprochable acción hasta que me gradué.”” – Chesney L.

2. El caco de los dedos pegajosos

“Una vez compré un cucurucho de helado y se me cayó al suelo antes de que pudiera pagarlo. Lo más inteligente que se me ocurrió en ese momento fue tirarlo a la basura y salir corriendo. No me lo comí, pero sigue siendo un robo, ¿no?” – Alex W.

3. Picaresca en la tienda de ropa

“Durante la época en la que trabajé en una tienda de ropa, cambiaba las etiquetas por otras con precios más baratos para pagar menos. También devolvía prendas viejas que me había puesto mil veces para recuperar el dinero.” – Fiona W.

4. El kamikaze nocturno

“La primera vez que conduje un coche solo era de noche y lo hice con las luces apagadas… porque no sabía cómo encenderlas.”– Kirk D.

5. La mangante alcoholizada

“Cuando era más joven, me encantaba birlar tonterías en los bares para divertirme. Era un juego que me divertía mucho. Una noche estaba por ahí y me fijé en que un bar tenía una mascota de un metro de alto de una conocida marca de whisky. Desde que la vi sabía que tenía que ser mía. Aunque no tracé un plan tipo Ocean’s Eleven, sí que me costó bastante llevármela: tuve que desviarme y distraer a la gente que había dentro del bar. Al final acabé sacándola por la ventana del baño. La estatua se quedó en el pasillo de entrada de mi piso durante seis años. La usábamos para colgar gorros.” - Ashley C.

6. La magdalena anticapitalista

“Hubo una vez en la que me fui del comedor de la facultad con una magdalena en la mano que no había pagado. Fue un accidente y durante un rato me sentí fatal, pero luego me di cuenta de que en mi universidad tenían mucho dinero y que lo que habría pagado no iba a acabar directamente en manos del chico que me solía atender. Así que básicamente me comí la magdalena y dejé que la culpa se desvaneciese.” – Jana P.

7. El asalto familiar

“Cuando estaba en la uni, me colé en mi propia casa porque me había olvidado las llaves. Eran las 7 de la mañana del día de Año Nuevo e iba muy borracho, así que rompí la ventana de la cocina y entré. Como todos mis compañeros estaban de vacaciones de Navidad y quería irme ya a la cama, dejé el suelo lleno de cristales y dormí unas 12 horas. Al día siguiente mi compañero de piso llegó antes de lo previsto y llamó al casero para avisarle de que había entrado un ladrón en casa. Nos arreglaron la ventana gratis. Tengo la sensación de que hice algo fraudulento.”– Dan B.

8. Atraco a 8.000 metros de altitud

“El mes pasado pedí una cena durante un vuelo. Como tenía la cartera en el compartimento de arriba, le dije al azafato que me tenía que levantar para cogerla, pero él insistió en que no me preocupara y que ya le pagaría después, alegando que “tampoco me iba a ir a ninguna parte, jaja”. Pues al final no le pagué, porque más tarde no conseguía acordarme de quién me había atendido. Resumiendo: CENÉ GRATIS.” – Emily C.

9. El truco de la mortadela

“Cuando trabajaba en la charcutería del supermercado de mi pueblo, mis compañeros y yo teníamos un pequeño truquillo. Cortábamos unos 250 gramos de mortadela, la pesábamos, le poníamos la etiqueta del precio y después metíamos más mortadela dentro de la bolsa. Nos ahorrábamos unas pelillas.” – Jana P.

10. La choriza precoz

“Cuando era pequeña, robé una piruleta después de que mi madre me dijera que no podía comer chuches. Más tarde, mientras volvíamos a casa, me la comí descaradamente asomándome por la ventana del coche. Evidentemente, mi madre se dio cuenta y me obligó a tirarla por la ventana. Así que cometí un hurto y después tiré basura a la carretera con 8 tiernos años.” – Emily C.

11. La granuja del brunch

“Hace tiempo salí de brunch y, al acabar, me llevé una jarra de alcohol que aún estaba medio llena. Y hubo otra vez en la que me quedé con el decantador y las copas de champán de una limusina.” – Casey C.

12. Una fumada memorable

“Una vez me quemé el flequillo mientras intentaba fumar un porro sin que me vieran detrás de los arbustos de un parque de atracciones.”– Kirby D

13. El gran golpe del kétchup

“Me he llevado MUCHOS botes de kétchup de restaurantes.” – Jana P.

14. Se busca delincuente ansiosa

“Una vez me llevé un pintauñas de una tienda sin darme cuenta. Lo tenía en la misma mano que mi teléfono móvil, y debí de meterlo en el bolso cuando guardé el teléfono. Cuando llegué a casa, vacié el bolso y vi el pintauñas ahí dentro, mi yo ansioso se convenció de que las cámaras me habían grabado robando y que me detendrían la próxima vez que comprase allí (SIEMPRE compraba en esa tienda); así que volví y le dije a la dependienta que sentía mucho haberme llevado el pintauñas sin querer. Ella me miró como si fuera una loca por molestarme en devolverlo.” – Mandy C.

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