Diez Casos De Heterofobia De Los Que Nadie Habla

En una sociedad en la que parece que si no eres gay, lesbiana, bisexual, trans o todo a la vez, eres completamente invisible, los pobres hombres cisgénero heterosexuales tienen que alzar la voz en las redes sociales para hacerse notar. Aquí tienes diez ejemplos:

1. El terrible caso del hombre que no podía sentarse

Tan discriminados están que ya no pueden ni sentarse por la calle. Pero eso sí, este hombre aprovechó y descubrió los dos nuevos géneros binarios: bancos sositos y bancos de colorines

2. El caso del hombre que no tenía un día para él

El día contra la Heterofobia, promovido desde los colectivos LGTBH: Lesbianas, Gays, Trans, Bisexuales y Haber si me muero ya, por favor

3. El caso del hombre que no podía odiar a los homosexuales

Porque todos sabemos de esos grupos de homosexuales radicales que se dedican a dar palizas a jóvenes por el mero de hecho de ser hetero

4. El hombre que no podía hacer chistes de mariquitas

También conocido como "el síndrome de Bertín Osborne"

5. El horrible caso del hombre al que no le dejaban opinar

Pero que aún así, como era un valiente, siempre lo hacía

6. El caso del hombre al que le hacían chistes de heteros

Mi favorito es el de "¿cuántos hombres cishetero necesitas para cambiar una bombilla? Dos: uno para cambiarla, y otro para buscar el clítoris"

7. El caso del hombre al que no le dejaban llorar

Y sin embargo él ahí, rebelándose contra lo establecido cada día

8. El caso del hombre que cobraba solo 600€ por ser hetero

Seguramente sus jefes dijeron "es cis-hetero-blanco, a este podemos pagarle menos que a todas las mujeres negras trans y lesbianas que tenemos contratadas ahora mismo"

9. El caso del hetero que no podía serlo

Dime si hay que ser hetero, poner el alma en el ruedo

10. Y simplemente, Ignacio Arsuaga

Los heterosexuales se ven discriminados por los derechos especiales de los LGTB como el derecho a que te peguen una paliza por tu sexualidad o el derecho a que no te contraten por tu género. Son unos malditos acaparadores y esa es la única verdad