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'Los últimos Jedi' es el colofón perfecto para un año clave en la lucha feminista

Sin spoilers. Dos horas y media de mujeres petándolo.

La marcha de las mujeres en Washington contra la elección de Donald Trump, el caso Weinstein, el caso de La manada, la movilización ciudadana y las manifestaciones surgidas a raíz de la desigualdad de las mujeres... Este 2017 ha sido un año turbulento para nosotras, pero hemos alzado nuestras voces más que nunca, y el mundo no estaba preparado para ello. La industria del cine, con sus cimientos removidos desde el destape del caso Weinstein, ha ido instalando declaraciones feministas en pantalla desde las cintas con menor presupuesto (Crudo, Verónica) hasta las superproducciones (Wonder Woman, Thor: Ragnarok, Star Wars: El despertar de la fuerza, Mad Max: Fury Road), desafiando el cliché de que las películas protagonizadas por mujeres no venden y sembrando la semilla de la conciencia feminista en miles de niñas y mujeres. Los últimos Jedi de Rian Johnson ha llegado como colofón a una época en la que “feminismo” es la palabra del año y el término ha tenido su mayor divulgación y expansión hasta la fecha. El feminismo está teniendo peso en el debate público, y no hay nada más optimista que verlo incluido también en la saga de ciencia ficción por antonomasia.

El despertar de la fuerza de J.J. Abrams se atrevía a colocar a una mujer en el centro de una historia que siempre había sido eminentemente masculina, convirtió a Leia (Carrie Fisher, te echamos de menos) en General e incluyó a la villana Phasma (Gwendoline Christie), una comandante del lado oscuro; pero Los últimos Jedi va más allá del viaje heroico de Rey (Daisy Ridley) como Jedi y nos muestra un universo plagado de mujeres también en los roles estratégicos y de maquinaria de guerra. Militares, generales, mecánicas, pilotos, oficiales… Figuras de autoridad y subordinadas hábiles luchando por la misma causa. La diversidad de mujeres (de diferentes razas, edades, características físicas) en un entramado hasta ahora operado por hombres es una victoria. Los últimos Jedi ha conseguido elevar algo que hace dos años sentimos como revolucionario a un nuevo estándar. Rian Johnson ha comprendido muy bien que la experiencia de ver a una heroína en pantalla no es suficiente, y aquí abarca un espectro más amplio en el que las mujeres, al igual que fuera de la pantalla, pueden formar parte de la vida con vestidos, con uniforme o con espadas.

Es especialmente significativo el movimiento que ha hecho Johnson sobre Poe Dameron (Oscar Isaac), uno de los personajes más queridos de la nueva saga, convirtiéndolo en un nice guy que no es capaz de acatar órdenes de una mujer. Su desobediencia es reprendida y las respuestas de Leia y Holdo (Laura Dern) son una condena genial al mansplaining que sufren especialmente las mujeres en cargos de poder. Esperábamos ese sexismo despectivo por parte de la Primera Orden, pero verlo en un supuesto aliado, una cara familiar, es mucho más instructivo. Toda una generación de niños y niñas recordará a las mujeres valientes, inteligentes y capaces de todo de Los últimos Jedi y las consecuencias de dudar de su liderazgo.

Cuando Rey coge el sable de luz al final de El despertar de la fuerza, millones de mujeres sentimos una punzada de orgullo. En Los últimos Jedi, cada acción llevada a cabo por una mujer da escalofríos. Este es el cine al que debemos aspirar y que debemos exigir. Tras décadas de infrarrepresentación en pantalla, 2017 nos ha devuelto una mínima parte del lugar del que nos habían desterrado. Rian Johnson ha entendido muy bien que las mujeres somos la verdadera Resistencia.

Próxima parada: una mujer dirigiendo Star Wars. Imagínate.