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'Insatiable' de Netflix es un desastre gordófobo y la odio con todas mis fuerzas

La gente a la que Insatiable dice que representa es a la que más daño hará. Advertencia: esta publicación contiene spoilers.

En el final de temporada de Insatiable, a Patty, el personaje principal, la secuestran, esposan a una furgoneta de comida ambulante y bombardean con alimentos. Su secuestradora, Stella, intenta que la inminente muerte de Patty parezca un suicidio, mientras le dice: "Cuando ya no pudiste anestesiar tus emociones con comida, te quitaste la vida". Patty protesta lloriqueando: "Yo ya no soy esa", a lo que Stella replica: "Tonterías. Siempre serás Patty la Gorda".

Esto sirve como llamada de atención para Patty, que anuncia, a través de una locución que se escucha por toda la serie: "Era el momento de escribir mi propia historia. No era una perdedora cuando estaba gorda, y ahora tampoco lo soy". A continuación, usa nata montada para lubricarse la mano lo suficiente como para librarse de las ataduras. La escena pretende ser graciosa, motivadora o ambas cosas, porque Patty siempre ha sido prisionera de la comida y ahora la está liberando. Es una metáfora, ¿ves?

Pero contemplar ese momento, me produjo tristeza. Tristeza por haber visto 12 episodios de esta nueva serie de Netflix, a la espera de algún momento de triunfo que la redimiera de todos esos mensajes problemáticos y gordofóbicos anteriores. Tristeza porque, en su lugar, recibí un frágil diálogo de usar y tirar y una floja metáfora visual que no revirtió en nada ese daño, sino que más bien reforzó las típicas bromas de siempre sobre los gordos y su relación tóxica con la comida. Tristeza porque estamos en 2018 y aún se trata a los gordos como si no fueran humanos, sino algo monstruoso, los villanos de su propia historia.

Aunque sea involuntario, el mensaje es que merece la pena contar las historias de la gente delgada, pero las de los gordos quedan relegadas a dantescas escenas  

Cuando salió el tráiler de Insatiable, no me sorprendió la indignación instantánea y generalizada. Ese rechazo pronto desembocó en una petición, que actualmente cuenta con más de 200 000 firmas, suplicando a Netflix que no lanzara la serie. Mi primer encuentro con Insatiable había tenido lugar varias semanas antes, cuando leí el resumen: "Un abogado caído en desgracia e insatisfecho, convertido en entrenador de concursos de belleza, toma como cliente a una vengativa adolescente que ha sufrido acoso, sin tener ni idea de lo que está a punto de ocasionar". Sonaba interesante y divertido, e ideal para mí. Sin saber nada más, solicité una previsualización de la serie para revisarla.

Me preparé una taza de té y me dispuse a disfrutar del primer episodio, esperando la historia positiva y triunfal de una adolescente que paga con la misma moneda a sus acosadores. Ya en los primeros 30 minutos, sentí una familiar sensación de vacío en el estómago. La decepción se hizo definitiva cuando me di cuenta de que la serie para nada iba a ser lo que yo pensaba, sino algo que hace daño.

El primer atisbo de los problemas llegó cuando la actriz Debby Ryan apareció disfrazada de gorda. Nunca he visto usar un disfraz de gordo de forma positiva (y he visto muchos programas de TV y películas). Siempre, sin excepción, se usan para transformar temporalmente a personajes delgados, a menudo en escenas retrospectivas, y mostrar lo poco atractivos y desagradables que eran antes. El ejemplo más obvio, por supuesto, es el de Mónica en Friends, pero está también Schmidt en New Girl e incluso Terry en Brooklyn Nine-Nine (una serie que he visto anunciar por todas partes como un unicornio no problemático que nunca ataca al débil; aparentemente, la gordofobia pasa desapercibida para muchos). En las películas es incluso peor: Fat Bastard en Austin Powers, el personaje de Gwyneth Paltrow en Amor ciego y muchos de los trabajos de Eddie Murphy. Todos esos personajes son constantemente el blanco de bromas sobre su gordura. No se les trata como seres humanos; son unas repulsivas máquinas de comer de las que hay que reírse (siempre de ellos y nunca con ellos). Los propios disfraces de gordo se emplean como broma visual, porque la mera idea de que los delgados actores que los llevan pudieran estar gordos es simplemente ridícula. Los disfraces de gordo deshumanizan a los gordos, y los reducen a nada más que cuerpos a los que denigrar y ridiculizar.

El uso de un disfraz de gorda en Insatiable viene acompañado de todo ese bagaje cultural. Además, la serie combina el disfraz con escenas de Patty atiborrándose, con una locución que dice: "Mientras mis compañeros de clase perdían la virginidad, yo estaba en casa llenándome otro agujero". También se usa para mostrar a Patty desmayándose porque no ha comido en dos días; Patty torturada por sus compañeros de clase; y Patty dando un puñetazo a un vagabundo en la cara porque le llama "gordita". Y todo eso solo en los primeros 10 minutos del episodio 1.

Está claro que intentan que sintamos lástima por Patty, y que nos demos cuenta de lo horrible que es su situación. Pero lo hacen poniéndola en una posición grotesca, fuera de control y absurda. El disfraz de gorda refuerza la idea de que esa no es la Patty "auténtica", y la historia no comienza de verdad hasta que Debby Ryan se deshace del él. Aunque sea involuntario, el mensaje es que merece la pena contar las historias de la gente delgada, mientras que las de los gordos quedan relegadas a dantescas escenas retrospectivas y bromas baratas.

Me gustaría poder decir que eso es lo peor. Pero qué va. A partir de ahí, la cosa va cuesta abajo. En primer lugar, está la forma en la que Patty pierde peso: le dan un puñetazo en la cara y tienen que coserle la mandíbula, lo que conlleva tres meses de dieta líquida. Porque ese es un mensaje muy positivo para los adolescentes vulnerables. Luego está el hecho de que Patty puede usar su nuevo aspecto de chica sexi para librarse de los problemas con la ley. Mientras tanto, el abogado y posteriormente mentor de Patty, Bob, admite abiertamente que está interesado en ella solo por su aspecto y por lo que pueden conseguir en los concursos de belleza. El soñador hijo de Bob, Brick, rechaza asqueado a Patty la Gorda, pero quiere ser su novio cuando adelgaza. Y otro chico, Christian, se enfrenta a Brick por conseguir el afecto de Patty; porque ahora es merecedora de tener múltiples admiradores, mientras que antes no tenía ninguno.

Además de todo eso, hay muchísimas bromas y comentarios que se burlan de Patty la Gorda, y que la ponen como algo desagradable, lo que refuerza la idea de que es mejor ser delgado. Por ejemplo: (*suspiro*) "Ella es muy seria con la comida", "No debe ser fácil tener ese aspecto", "Las chicas guapas no tienen que conformarse", "Era gorda. Estaba fuera de control", "Sigo queriendo comer todo el rato [pero no lo hago porque] temo que si vuelvo a engordar, ya no creerás que soy guapa", "Podrías mostrar a otras chicas con kilos de más qué es posible", "Has ganado el caso. ¡Has adelgazado! Eso es suficiente", "La cosa mejora. Ser delgado es mágico", "Sabía que ser delgado era algo mágico... la nueva Patty era más poderosa, pero con un pecho mucho más pequeño", "Atiborrarme era un alivio", "Estoy más delgada, pero aún tengo que perder unos 50 kg para entrar en un bikini"... *exhalación* y la cosa sigue.

Este lenguaje raramente encuentra oposición en la narrativa, y si la encuentra, esta se ve superada con otras imágenes y diálogos aún más destructivos. Así que, aunque hay escenas en las que la mejor amiga de Patty, Nonnie, le dice que siempre ha sido hermosa, y en las que Patty declara que no merecía que le hicieran daño solo por ser gorda, también hay una trama completa con Patty recayendo en los atracones, ganando 5 kilos y, a continuación, matándose de hambre y haciendo demasiado ejercicio por consejo de su atractivo novio luchador. Incluso hay una escena cómica en la que Patty tiene que quedarse sentada mientras escucha cómo todas las personas que le importan bromean sobre lo gorda y desagradable que era antes. En lugar de hacer que esa gente quede mal, la estructura del episodio se centra en la horrible persona que es Patty. En el fondo, de eso trata la serie.

Lauren Gussis, productora ejecutiva de Insatiable, dijo a Vanity Fair que, al crear la serie, quería desarmar el mito de que ser más delgado te hace más feliz. "Patty es, en realidad, más desgraciada, porque ya no tiene protección", dijo Gussis. "Centró toda su atención en cómo serían las cosas 'si tan solo...'. Luego consigue el 'si tan solo...', y eso no le ayuda". Mientras tanto, en una declaración en Twitter, Debby Ryan defiende la serie diciendo: "No nos interesa burlarnos de los gordos. Queremos ofrecer una mirada crítica sobre un sistema roto y dañino que equipara la delgadez con la valía".

Su intención es noble. Pero dejando a un lado el hecho de que una forma mucho más subversiva e interesante de desarmar el mito de que delgadez es igual a felicidad sería contar la historia de una chica que (quédate con esto) sigue siendo gorda y también feliz, Insatiable no consigue lo que pretende.

Sí, Patty es totalmente desgraciada, a pesar de estar delgada y conseguir todas las cosas que pensaba que quería. Pero durante la mayor parte de la serie, su sufrimiento se plasma como algo causado porque aún es Patty la Gorda por dentro. Incluso ella misma describe a Patty la Gorda como un demonio que vive dentro de su cuerpo, provocando sus terribles actos. Más tarde descubre que sufre quimerismo, y que existió una gemela parasitaria a la que se comió en el útero. Y, por si la metáfora no fuera lo suficientemente obvia, Bob se encarga de aclararlo: "Tiene sentido que fueses una comedora compulsiva desde el principio".

El demonio que habita dentro de Patty, su antigua gordura, hace que haga cosas verdaderamente reprobables, como, entre otras: casi matar a un hombre, revelar la homosexualidad de Bob delante de media ciudad y asesinar a, al menos, dos personas (que sí, la estaban atacando, pero uno de los asesinatos en concreto es otro ejemplo de la total falta de control de Patty). El mensaje que se envía no es tanto "perder peso no te hace feliz", como "ser gordo puede hacer que te conviertas en un auténtico demonio que nunca está satisfecho".

Yo soy una mujer gorda. Me ha costado mucho tiempo poder sentirme bien al decir eso. Crecí rodeada de gente y medios de comunicación que me decían, de forma implícita y explícita, que ser gorda era poco menos que lo peor que una persona podía ser. Ser una mujer gorda en una sociedad que quiere que las mujeres ocupen el menor espacio posible, puede a veces parecer la transgresión suprema.

Cuando engordé como efecto secundario de un medicamento que, literalmente, me salvó la vida, me enfrenté a un nuevo conjunto de retos, derivados principalmente de la gordofobia interiorizada por los dañinos mensajes contenidos en Fat Monica, Amor ciego e incluso libros tan apreciados como Charlie y la fábrica de chocolate y Harry Potter. Ahora anhelo historias que muestren a gordos viviendo vidas fantásticas, siendo felices y, sobre todo, tratados con respeto y dignidad.

Como pasa con el hueco del alma de Patty, ese es un enorme vacío que no se puede llenar.

En gran parte, porque me siguen presentando series vacías, dañinas y detestables como Insatiable.

Este artículo ha sido traducido del inglés.