Si hay una película romántica navideña por excelencia, estamos todos de acuerdo en que esa es Love Actually.
Desde siempre hemos considerado 'Love Actually' como "la película romántica" por excelencia, pero gracias al hilo de Ernesto Filardi tenemos la prueba definitiva de que, en 2017, esta peli chirría un poco.
En su hilo, Ernesto empieza explicando que, aunque antes le flipaba Love Actually, esta vez la está viendo de otra manera y que ahora las historias ya no le parecen tan románticas como hace unos años.
Para empezar, las mujeres de Love Actually prácticamente no hablan... ¿para qué?
Y si nos fijamos en las historias individuales, la cosa se pone muchísimo peor...
La historia de Aurélia y Jamie (Colin firth y Sienna Guillory) es, desde el principio, bastante turbia, y evidencia que algo no funciona muy bien en esta peli.
Él se enamora de ella solo con verla, tiene que ser así, porque no hablan ni siquiera el mismo idioma.
¿Os acordáis del niño cuqui? Pues no es tan cuqui.
El niño se llama Sam, y como es costumbre entre los hombres de Love Actually, se enamora de su compañera de clase Joanna sin ni siquiera hablar con ella.
Aprende a tocar la batería para impresionar a Joanna, pero como eso no funciona, decide presentarse en el aeropuerto cuando ella se va de vuelta a su casa, nada creepy.
Y luego está la historia de Harry, Karen y Mia.
Harry y Karen están casados, pero, en un plot twist que no hemos visto en ninguna película, resulta que Harry empieza a interesarse por Mia, su secretaría.
La historia de David y Natalie (Hugh Grant y Martine McCutcheon) también tiene muchísima tela.
David está enamorado de Natalie, pero hay un problema: el presidente de EE.UU. también le ha echado el ojo.
Y llegamos al momento clave del auténtico horror que es esta película, la trama de Juliet, Peter y Mark.
El de los cartelitos, que en realidad se llama Mark.
El resto de tramas (y el "uso" que se hace de las mujeres en ellas) tampoco tienen ningún sentido. La trama de los actores porno es un poco sinsentido, de principio a fin.
Por no hablar de Collin yéndose a América a follar con americanas guapísimas solo porque les gusta su acento o de la historia de Billy Mack, la estrella del rock, en la que las mujeres ni aparecen.
Así que, no sé, después de esto a lo mejor tenemos que buscarnos una nueva película para ver en Navidad, o bueno, durante todo el año.