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Cómo GLOW nos enseña a usar el poder físico para liberarnos

La nueva serie de luchadoras de Netflix, GLOW, es un acercamiento a cómo las habilidades físicas pueden mejorar la salud corporal y mental de las mujeres.

La primera mirada que recibes si eres una mujer en la zona de musculación de un gimnasio es juiciosa, porque por muy pro-igualdad que sea un tío, el estereotipo de que “ellos son más fuertes” deja poso. Fisiología y tal, igual de fiable como lo de que su ADN exige una actividad sexual superior e insaciable. La segunda parte del safari del gimnasio son los consejos no solicitados para restablecer la seguridad de los hombres en su hábitat natural. Si tu autoestima o confianza están lo suficientemente fuertes ese día, o si logras evadirte de las miradas, a lo mejor hasta puedes hacer los ejercicios tranquila. Y así cada día, todo el año y hasta en los ámbitos más aparentemente inofensivos. Sin descanso.

Por eso las mujeres necesitamos espacios seguros, y esos pueden ser desde casas amigas o eventos no mixtos hasta libros o productos audiovisuales que se convierten en nuestro hogar. 'Kimmy Schmidt', 'Fury Road', 'Parks & Recreation', y ahora también Wonder Woman y GLOW, son algunos de mis lugares felices. Cómodos, feministas, inclusivos, sin mirada masculina, para ser una misma entre sus fotogramas. Un paraje ante el que poder quitarse el sujetador y pausar un rato el agotador radar que encendimos cuando nos pusimos las gafas violeta. Cada vez hay más espacios seguros para nosotras en la ficción y este 2017 está siendo precioso: se están batiendo récords de audiencia y estamos reventando el cliché de que las mujeres protagonistas no venden. Con 'GLOW', lo nuevo de Netflix que revisa la serie de lucha femenina que se emitió entre 1986 y 1989, añadimos un nuevo hogar a la lista.

La primera temporada está creada, guionizada y producida por Jenji Kohan, Carly Mensch y Li Flahive, tres mujeres que trabajaron juntas en 'Nurse Jackie' y 'Orange is the New Black' y querían “hacer algo centrado en mujeres únicas, con defectos, de belleza no convencional”. El resultado es un elenco diverso y real, con diferentes razas y tipos de cuerpo, que se enfrenta a un desafío de los roles de género: la lucha femenina. Históricamente, el trabajo físico y la potencia no han sido habilidades que a las mujeres se nos haya permitido desarrollar bajo el paraguas de lo socialmente aceptado. Y sobre el ring de 'GLOW' se exponen, analizan y confrontan complejos e inseguridades que cargamos desde pequeñas. Y se redimen a través del cuerpo, ese fantasma del que solo resaltamos sus “defectos” y cuyas posibilidades suelen permanecer escondidas. En esta serie, la expansión de los límites del cuerpo es liberadora y empoderadora: utilizarlo para nosotras mismas, sin verlo como una posesión ajena ni en relación a nadie, descubriendo todo lo que es capaz de hacer y usándolo para nuestro bienestar.

Las actrices entrenaron durante dos meses y aprendieron todos los movimientos que se ven. Alison Brie (Ruth) explicaba en esta entrevista que solo usaron dobles cuando estaban demasiado cansadas tras 14 horas de rodaje, pero la mayoría del tiempo ellas mismas se encargaron de las luchas. Betty Gilpin (Debbie) también contaba aquí cómo mejoró este tipo de trabajo físico su autoestima: “Por primera vez en mi vida, mi cuerpo me estaba escuchando. Estaba al mando, tenía autoridad, control. Uno, dos, tres, vuela”. Nada como ver de lo que es capaz nuestro cuerpo para adueñarnos, pasito a pasito y valientemente, de sus capacidades.

Una de las formas de desarrollar nuestra agencia es cuestionando las nociones de individualidad históricamente impuestas, y el trabajo físico queda fuera de lo establecido. Cuanto más dilatemos esos límites, más posibilidades tendremos de revertir las jerarquías de poder dentro de la sociedad. Esto es, que si tenemos que dar hostias como panes, lo vamos a hacer. A lo mejor no nos lo habíamos planteado, pero la cultura pop ya nos está animando a hacer todo lo que antes no nos permitían, y yo me creo bastante lo que me dice Netflix porque soy una buena millennial que compra aguacates.

Todo esto va sobre la recuperación de nuestro amor propio, de coger las riendas de las opresiones y darle la vuelta a la tortilla; de coger el color rosa y hacerlo tuyo si te flipa porque está asociado a esa visión negativa de la feminidad pero sabes que solo es un color y ahora te da libertad; de abrazar nuestras contradicciones porque somos humanas y tenemos derecho a equivocarnos y a no ser lo perfectas que esperan que seamos; de tomar decisiones que, incluso siendo pequeñas y aparentemente banales, puedan desafiarlo todo. Esto significa necesariamente un trabajo de autoconciencia y un esfuerzo en construir talentos y habilidades latentes o reprimidas en la esfera personal o profesional.

Si con 'Los juegos del hambre' aumentó la demanda del tiro con arco, espero que con 'GLOW' aumente la de las mujeres expandiendo los límites que los señores les habían impuesto. Boxeo, resistencia, combates… En definitiva, abrazar el poder físico, reclamar nuestro espacio, dejar de sentirnos pequeñas y vulnerables, alzar la voz, golpearnos el pecho y aullar. Tener esto a dos clics en Netflix es precioso, y toda esa sororidad que subyace en 'GLOW' no es circunstancial. Las mujeres estamos tejiendo redes, compartiendo experiencias, ayudándonos y apoyándonos cuando más cruenta es la batalla ahí fuera. Somos semillas. Si una crece, otras vienen detrás.