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    18 momentos de sexo durante el embarazo que te van a causar escalofríos

    Todo es muy divertido hasta que alguien acaba con tropezones en la boca.

    1. Vomitar sobre tu pareja mientras te hacen sexo oral... o inmediatamente antes, solo de pensarlo. El reflejo nauseoso del embarazo es una putada enorme, y tiene una lista con los nombres de sus víctimas.

    2. Ser una bestia del sexo supersalida, nivel tres, y montártelo de la mejor manera que puedes. Puede que incluso lances algún rugido.

    3. Lo incómodo de buscar una posición que funcione de una puta vez. Que sí, que el superbombo es muy bonito, pero desde luego que en estos momentos resulta muy molesto.

    4. Y conformarte con transformar tu fiable almohada para comodidad en el embarazo en almohada sexual, en plan "has recibido un ascenso. ¡Enhorabuena!"

    5. Y luego está esa leve punzada de miedo irracional a que tu pareja le haga daño al bebé. Porque ya sabes que la tiene como un caballo de carreras (o al menos eso es lo que te ha dicho).

    6. Fantasías deliciosamente coloridas y puñeteramente realistas con todo tipo de personas sin ton ni son. Tu ex, tu vecino anciano, el perroflauta que vende DVDs pirateados cerca del lavado de coches... nadie está fuera de límites, y todos te ponen cachonda.

    7. Usar dichas fantasías durante un rato... esto... "para ti". Y masturbarte de maneras mucho más creativas que antes, porque tienes que hacerlo ya.

    8. O, por otro lado, una falta total y absoluta de libido. Cuando tu pareja se desespera por echar un polvete y tú estás en plan "no se te ocurra tocarme un puto pelo, que están echando El ministerio del tiempo".

    9. Hacerte pis durante el sexo. Sí, la apertura absoluta de tus esclusas vaginales en el momento más delicado de todos. Si tienes suerte, a algunos eso les pone. Si no, ups.

    10. O estar tan seca como el Sáhara ahí abajo. No te agobies, que siempre puedes echarte lubricante.

    11. Claro, si no te duermes antes. En serio: por mucho que te empotren nunca será un esfuerzo igual al de ESTAR CONSTRUYENDO UN PUTO SER HUMANO DENTRO DE TI. Date un respiro. Cuando te despiertes, claro.

    12. Llorar inconsolablemente porque estás supersensible en ese momento.

    13. Decirle a tu pareja, completamente en serio, que no se le ocurra soplarte la vagina, y darte cuenta de lo desternillantemente raro que suena eso.

    14. Echarte un pedo bestial. No el tipo de pedo discretito y gracioso, sino ese pedo como un motor, que se escucha por encima de los altavoces, en plan "¿pero qué has comido?". Pedos como el ruido que suena cuando fallan en "¿quién quiere ser millonario?". Si después de eso tu chico sigue empinado, no lo dejes escapar.

    14. Sangrar o manchar un poco durante o después, y ponerte histérica total.

    15. Que te gotee leche de las tetas y caiga sobre tu pareja, como un techo averiado.

    16. O que tengas las tetas tan hinchadas y doloridas que no puedes soportar que te las toquen, te las miren o ni siquiera piensen en ellas. En serio que duelen tanto.

    17. Sentir una patadita de tu bebé durante el sexo, a causa de tu excitación. No te preocupes; en lo que al bebé respecta podrías estar practicando artes marciales.

    18. Y esos orgasmos demoledores, como terremotos destructores de casa, con fuerza vampírica estilo Bella y Edward... tan buenos que te hacen olvidarte de todo lo demás.

    Este artículo ha sido traducido del inglés.