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    Este perro es nuestro rey y nosotros no somos más que sus esbirros

    Larga vida al rey.

    ¡Oíd, oíd: nuestro señor ha llegado!

    Se muestra inquebrantable y altivo.

    Mirad cómo vigila todo lo que es suyo.

    Mientras, un atractivo joven se inclina hacia él sujetando una hoja de palma... ahh, ¡cómo se le cuida!

    ¡Ahí está! Los lugareños lo contemplan y vitorean al verle pasar; desean que bese a sus hijos.

    Pero desafortunadamente, nuestro rey debe seguir su camino. La comida para perros y los palitos de queso no se comen solos.

    Le saludamos, noble amo.

    Que siga siendo un modelo de prosperidad y alegría para siempre.

    Este artículo ha sido traducido del inglés.