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    Lecciones que he aprendido como treintañero y que tú puedes aprender a los veintitantos

    ¡Esto podría acelerar 10 años tu madurez!

    ¡Hola! Acabo de cumplir 35 y he decidido compartir contigo algunas de las lecciones que he aprendido a partir de los treinta, junto con algunas viñetas que he dibujado al respecto. Espero que esto te ayude a saltarte algunos de los errores que yo cometí a los veinte y pico.

    1) Comer de forma saludable se volvió apasionante cuando me di cuenta de que hay muchísimos alimentos sanos y deliciosos que todavía no he descubierto.

    Ejemplo real:

    El yogur de tahini. El año pasado descubrí el aliño de yogur de tahini y esto revolucionó mi experiencia con la ensalada. Es por lo menos el doble de bueno que el de la ensalada César (quizás el triple). De hecho, ahora espero con impaciencia mi montón de verduras diario.

    2) Puede que algunas cosas aparentemente inofensivas en las que busco consuelo me estén haciendo daño.

    Ejemplo real:

    Llegó un momento el año pasado en el que me di cuenta de que uso las redes sociales para mitigar mis pensamientos nerviosos. Esto solo acabó haciéndome estar todavía más nervioso al final del día. Las redes sociales no son inherentemente malas, pero mi dependencia de ellas para distraerme sí lo era. Ahora se me da mucho mejor dejar mi teléfono a un lado durante largos periodos de tiempo. Tengo que examinar de forma crítica todos mis hábitos, no solo los evidentemente malos.

    3) No voy a ser capaz de estar físicamente presente para todos mis amigos todo el tiempo.

    Ejemplo real:

    Hace poco elaboré una gráfica sobre mis amigos basada en la frecuencia con la que puedo verlos (pero no se la enseñé a ellos, lol). Después de analizar mis amigos y mi tiempo, ¡me di cuenta de que tengo que decir que no a muchas más invitaciones! Y, una vez digo que no, intento por todos los medios no preocuparme. Ahora que lo he probado, puedo confirmarlo, basándome en fuentes fiables: las fiestas de cumpleaños siguen sucediendo aunque yo no esté.

    4) El pensar demasiado surge a menudo de las expectativas poco realistas que tengo sobre mí mismo.

    Ejemplo real:

    Me gusta ser considerado, pero he tenido que aceptar una desafortunada realidad: a pesar de todos mis esfuerzos, seguiré hiriendo los sentimientos de los demás. Cada día, mientras tomo decisiones, ¡hiero a los demás! De hecho, es imposible evitarlo. Desde que he empezado a aceptar esto, me siento más libre y no pienso de más tan a menudo. Es decir, sigo esforzándome al máximo en ser prudente con mis palabras y mis actos todo lo que puedo, pero sé que tengo que actuar. Y después, algunas veces, disculparme.

    5) ¡Muchos de mis problemas vienen de mis objetivos incompatibles!

    Ejemplo real:

    Publiqué este cómic en septiembre de 2016, ¡y es uno de los más populares! Me mudé a Nueva York en busca de una vida interesante y llena de oportunidades en el ámbito creativo. También busco un futuro estable y seguro. Me llevó años llegar a entender que, aunque esos dos objetivos pueden coexistir, ¡ no me empujan en la misma dirección! Así que esta específica tensión en mi vida es un resultado de mis propias decisiones. (Ja, ja, ¡qué pringado soy!)

    6) Una relajación más profunda a menudo implica una mayor disciplina.

    Ejemplo real:

    Hace dos años empecé a levantarme una hora antes para dibujar y leer en mi cafetería favorita. No sabía que dormir menos me relajaría más, pero, ahora que ya lo tengo por costumbre, llego al trabajo menos nervioso, más animado y con mejores ideas. Esta disciplina ha aumentado mi tranquilidad.

    7) Refugiarme en mi imaginación es más importante a medida que me hago mayor.

    Ejemplos reales:

    No bromeo cuando digo que me refugio cada vez más en mi imaginación a medida que me hago mayor. Últimamente he empezado a obsesionarme con hacer vídeos de palomas. Tengo 35 años y no se me ocurre nada mejor que hacer ahora mismo que ir a filmar unas palomas, ponerles sombreros y atribuirles personalidades. Pero, en mi caso, esto es solo lo último. ¡Cada etapa de la vida debe vivirse imaginativamente!

    8) Aislarme porque los demás no me entienden no me sirve de ayuda.

    Ejemplo real:

    No recuerdo cuándo empecé a hablarle a otra gente, aparte de mi terapeuta, acerca de mis ansiedades diarias, pero, desde que lo hice, realmente me ha ayudado. Resulta que muchos de mis amigos lidian con las mismas silenciosas batallas internas que yo. Esta transparencia ha dado lugar a amistades más profundas, lo cual ha dado lugar a su vez a más curación mutua.

    9) Paso por temporadas introvertidas y temporadas extrovertidas.

    Ejemplo real:

    Implicarme de forma constante en un grupo de amigos es importante para mí. Esta es una de las razones por la que estoy tan comprometido con mi iglesia. A pesar de ello, mis ganas de estar con otra gente fluctúan tanto como mis proyectos actuales y las etapas de mi vida. Cuando dibujé este cómic, estaba atravesando una etapa en la que necesitaba más espacio. Ahora estoy empezado a sentir cómo el péndulo vuelve a oscilar en la otra dirección. He aprendido a volverme más sensible a mi nivel de introversión /extroversión en un momento dado y adaptarme.

    10) ¡Verme cambiar me hace sentir incómodo! ¡Aunque sepa que es para mejor!

    Ejemplo real:

    Como ya he dicho, he empezado a cuidarme más en lo relacionado con la alimentación durante los últimos cinco años. Y he de ser sincero: me gustaba bastante ser el tipo relajado que come lo que sea. Cambiar para mejor (para mí, esto significa comer más montones de verduras) ha sido un poco... triste. ¡Pero no pasa nada! No siempre tengo que sentirme bien acerca de los cambios que que son buenos. Y, en cualquier caso, siempre iré experimentando con alimentos nuevos a medida que me asiento en un saludable equilibrio entre extremos.

    11) Me he vuelto cada vez más parecido a mis padres y, bueno, personalmente, esto es algo estupendo.

    Ejemplo real:

    A mis padres les encantan las rutinas y muchas veces he pensado que yo soy más ESPONTÁNEO. Pero, con el paso del tiempo, me he ido enamorando cada vez más de mis rutinas (como quizás evidencian los anteriores ejemplos). Me gustaría decir que convertirte en un igual o en un amigo de tus padres es la mejor de las sensaciones. (Aunque he de decir, a modo de nota, que sé que mis hermanos y yo somos muy afortunados con los padres que tenemos)

    12) Parece ser que ahora me gusta llorar...

    Ejemplo real:

    El otro día lloré mientras hablaba con un amigo y, al pensar en ello, se me asoman las lágrimas. Parece ser que esto es bastante habitual para mí. Mis lágrimas fluyen. Creo que, a medida que me hago mayor, entender mis lágrimas ha empezado a ser más importante que simplemente dejarlas caer. No necesito un motivo. ¡Ahora soy un llorón!

    13) Una de las formas más fáciles de ser un amigo es prestar atención.

    Ejemplo real:

    Si prestas atención cuando tu amigo está haciendo cualquier clase de esfuerzo positivo o atravesando una situación difícil, ¡mencionar que te das cuenta sirve de mucho! Validar a los demás es... increíblemente fácil. ¡Sólo tienes que decirles que ves lo que están haciendo!

    14) Una gran parte de la vida adulta es no tomarme a mí mismo demasiado en serio.

    Ejemplo real:

    Gran parte de mi vida adulta ha sido intentar lidiar con las críticas. Y esto significa separarme a mí mismo de mi trabajo. ¡A veces mi trabajo tiene impacto y a veces no! Pero solo soy un ser humano que aprende y crece un poco cada año. (No digo esto delante del espejo cada mañana, pero quizás debería).

    Si te gustan mis cómics, síguelos en Nathan W. Pyle y, como siempre, puedes ver más en BuzzFeed Comics.

    Este artículo ha sido traducido del inglés.