1.Cuando los boletos para un concierto salieron a la venta hace diez minutos y ya están agotados.
2.Cuando no puedes desenredar tus audífonos.
3.Cuando un lado de tus auriculares/audífonos se apaga, forzándote a sufrir de un sonido saturado hasta que puedas comprar un par nuevo.
4.Cuando accidentalmente pones tu camiseta favorita de un concierto en la secadora y...
5.Cuando te sientas en el asiento del acompañante y ya tienes una playlist en mente, pero el conductor insiste en elegir la música.
6.Cuando escuchas una canción sensacional en una tienda o un restaurante, pero hay mucho ruido como para que Shazam o Soundhound puedan reconocerla.
7.Cuando te das cuenta de que tu biblioteca de iTunes está tan cuidadosamente organizada que es tan sorprendente como triste.
8.Cuando recuerdas tus viejos gustos musicales y sientes vergüenza durante horas.
9.Cuando luego de un concierto pasas 30 minutos en la ducha, tratando inútilmente de quitarte el olor a alcohol y a todas las demás personas.
10.Cuando el video de tu tema favorito no se parece en nada al video que habías producido/dirigido/editado en tu mente.
11.Cuando tu lista de reproducción en Spotify tiene menos de diez seguidores.
12.Cuando logras descargar una canción que era imposible de hallar, solo para darte cuenta de que la calidad de sonido es atroz.
13.Cuando tus amigos no quieren participar de tus propuestas de disfraces de Noche de Brujas con motivos musicales.
14.Cuando tus artistas preferidos no están disponibles en el servicio de streaming que usas.
15.Cuando una canción excelente comienza a sonar en el bar, pero el DJ abruptamente la cambia por una canción inferior después de menos de dos minutos.
16.Y, finalmente, cuando te quejas por alguna de todas estas cosas y solo te devuelven una mirada inexpresiva.
