1. Te has quitado el esmalte de uñas en público.
2. O has exprimido todo el rímel de las pestañas.
3. Has olvidado por completo la gran cantidad de productos que te has probado en la mano.
4. Y luego has recordado e intentado limpiarte con saliva y con el interior de tu camisa.
5. Has mojado un hisopo con saliva para arreglar tu delineador.
6. Y te has sacado el residuo grasoso y seco de champú que te queda en las uñas después de rascarte la cabeza.
7. Te has ido a dormir sin quitarte el maquillaje, al menos un par de veces.
8. Y has despertado al día siguiente y simplemente te has arreglado el delineador antes de salir.
9. Has usado un maquillaje viejo que SABES que está vencido.
10. Y has reutilizado un par de sucias y viejas pestañas postizas quitándoles la asquerosa y gruesa capa de pegamento seco.
11. Has utilizado tus brochas durante un largo tiempo sin lavarlas.
12. Y has tratado de quitarle el color a tus brochas de maquillaje en un pañuelo en lugar de limpiarlas.
13. Has conservado tu desgastada esponja de maquillaje por muchísimo tiempo.
14. Y nunca has limpiado totalmente la mugre de tu rizador de pestañas.
15. Has compartido el maquillaje con tus amigas cuando sabes que no deberías hacerlo.
16. Y te has aplicado los asquerosos productos de prueba directamente en la cara.
17. Has pintado sobre el esmalte desgastado o en el espacio entre el acrílico y la uña natural.
18. Te has revisado la cara en cada oportunidad que tienes para sacarte todas las espinillas que no pudieron salir con las mascarillas y las tirillas.
19. Y lo peor de todo es que has encontrado un sucio y viejo labial sin tapa en tu bolso y aún así lo has utilizado.
Este post fue traducido del inglés.