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    La monja argentina que creó un espacio para las personas trans

    La hermana Mónica no sólo reza, también hace mucho por las identidades trans argentinas. Acá su historia.

    “La que está haciendo lío soy yo”, así le dijo la hermana Mónica Astorga al Papa Francisco I.

    Mónica pertenece a la orden de las Carmelitas Descalzas. El hábito marrón abraza su sonrisa maternal, ella siempre ríe. Habla con seguridad y se indigna ante las injusticias que viven -como ella las llama- “las chicas”. Esta es la misma monja que tipea rabiosa en redes sociales cuando alguien agrede a las personas trans. La hermana Mónica es dulce y combativa.

    En un mundo hostil que primero rechaza, ella no sólo reza, también hace. Actualmente gestiona una casa donde las chicas pueden reunirse y tener una contención. Expulsadas por la sociedad, por sus familias y hasta por la iglesia, acá las trans se descubren, visibilizan y comparten.

    Romina avanzó ante la mirada de yeso de los santos para dejar el diezmo. Cuando el cura de carne y hueso le preguntó que de qué trabajo salía ese dinero, ella dijo “prostitución”. Romina es trans y en un sistema que las excluye la prostitución suele ser la única salida que les queda. El cura puso en contacto a

    Romina con la hermana Mónica: “tenía amigos gays, pero nunca había hablado con una trans. Dos horas hablamos”, explica la monja.

    Y eran muchas las Romina que querían volver a acercarse a la iglesia. “Se me van a reír, ¿traerlas a un convento?”, dijo Romina. “¿No te animás?”, respondió Mónica. Y cuatro chicas más se unieron. Volver a rezar, a charlar con Dios, escuchar la palabra. Volvieron a la casa (otra casa más) de la que fueron expulsadas, volvieron a una iglesia que se había olvidado eso de “amar al prójimo”.

    El salón de esa casita que ahora las reunía empezó a llenarse. Las oraciones empezaron a tener santos y relatos travisteriles que se mezclaban con las confesiones y la carcajada. Monjas y travestis. Y la hermana Mónica preguntó: “¿Qué sueño tienen?, porque si uno no tiene sueños está muerto”. “Una cama limpia para morir”, respondió Romina.

    Las chicas.

    La muerte de una compañera.

    Asociación Civil Vidas Escondidas.