1. Regresas a casa después de un largo día y parece que asesinaste a alguien.
2. O peor, algún tipo de pitufo.
3. La gente subestima lo peligroso que puede ser una peluquera.
4. El momento extraño cuando tu entrepierna toca accidentalmente algún codo.
5. Nunca tener tiempo siquiera para una misma ir a un salón a arreglarse el pelo y terminar arreglándolo una misma.
6. Cuando un cliente es difícil y tu estás como "Sí te das cuenta que aquí yo tengo mucho poder, ¿verdad?
7. Llegar a casa y darte cuenta que te trajiste un pequeño souvenir.
8. Cuando la gente no mantiene la cabeza en el lugar donde le indicas.
9. Cuando entra una clienta después de haber "experimentado" con un tinte.
10. Y después te dice una mentira.
11. Cuando una clienta te pide el corte mítico de "sólo tres capas".
12. Cuando un cliente desea un pelo más saludable, tiene 4 pulgadas de orzuela pero solo quiere que le quites una pulgada.
13. Cuando estás secando el pelo de una cliente que te dice algo y todo lo que puedes hacer es sonreír y desear lo mejor.
14. Los fines de semana no significan nada.
15. Definitivamente te tardas más en el WC para poder descansar un poco los pies.
16. Cuando te visita una amiga en tu día libre y casualmente menciona que sus raíces necesitan un retoque.
17. Actuar relajada cuando una cliente no cierra los ojos cuando les estás lavando el pelo.
18. Cuando llegas a tu casa después de un largo día y encuentras cabello de alguien más en tu brasier.
19. Toda tu ropa de trabajo favorita está salpicada de manchas de cloro.
