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Así fue mi primer ataque de pánico

Una experiencia que pensé que me iba a matar, pero a pesar de ser vulnerable, me enseñó a ser fuerte.

Fue un día normal como cualquier otro, hasta que terminé en un hospital segura de que iba a morir.

Llegué al trabajo, me serví un café, revisé mis e-mails, fue una mañana normal. Aún no lo sabía, pero este iba a ser uno de los peores días de mi vida. Al mediodía me empecé a sentir rara, pero nada alarmante, solo un poco débil. Lo ignoré, y pensé que era porque todavía no había almorzado. Seguí trabajando para intentar no pensar en lo mal que me estaba sintiendo, pero no funcionó.

De un momento a otro, sin previo aviso, entré en pánico. Empecé a sentir que me iba desmayar, no entendía qué me estaba pasando, así que salí corriendo al baño. Me senté en el piso del baño y empecé a respirar y dije, "todo está bien, todo está bien". Después de unos cinco minutos me empecé a sentir un poco mejor pero no 100%. Me eché agua en la cara para ver si eso ayudaba, pero nada. Volví a mi escritorio y un compañero de trabajo me preguntó si me sentía bien porque estaba pálida. Volví a entrar en pánico, pensé que me iba a desmayar ahí mismo, y para evitar pasar pena salí corriendo a un centro de urgencias, que por suerte, queda al cruzar la calle.

En la sala de espera me sentí peor, pero bueno, por lo menos si me pasaba algo ya estaba en un lugar adecuado, rodeada de médicos. No debí haber esperado más de 10 minutos, pero sentí que fue una agonía eterna. El corazón me latía tan rápido que pensaba que lo mío era un infarto seguro. También tenía náuseas y estaba segura de que en cualquier momento caía al piso desmayada. No me podía quedar quieta, me temblaban las piernas y sentía que me ahogaba. Me paré de la silla como cinco veces, y entraba y salía del lugar, "para tomar aire" pensando que ayudaría. Parecía una loca.

Cuando por fin me vio el doctor, me empecé a sentir mejor. Después de hacerme varios exámenes y preguntarme algunas cosas, el doctor concluyó que lo mío era un ataque de pánico. Él me aseguro que cuando uno sufre de un ataque de pánico, aunque estés seguro de que vas a morir, es todo mental, y físicamente, estás perfectamente bien. Me dijo que tratara de recordar eso si alguna vez me volvía a sentir así.

Cuando me lo dijo quedé en shock. ¿Ataque de pánico? No puede ser, ¿cómo? si yo estaba tranquila en mi escritorio.

No entendía nada. Sí, tal vez había estado un poco estresada en las últimas semanas, pero normal, nada extremo. Esa noche me puse a analizar todo, y empecé a experimentar la ansiedad nuevamente. Me puse a ver televisión para distraerme y no pensar más, eso me ayudó muchísimo a calmarme y evitar lo que más temía, otro ataque de pánico.

Sentí que me estaba muriendo, literalmente. Aunque respiraba, sentía que no lo hacía bien porque sentía que me ahogaba. Me sentí débil, con náuseas, me temblaban las manos y los pies, estaba empapada en sudor, y estaba segura de que en cualquier momento me desmayaba, o peor, me moría. Durante esos diez minutos, que parecieron horas, sentí que perdí el control completamente.

Según el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos , los síntomas más comunes de un ataque de pánico son:

* El corazón acelerado, o palpitaciones.

* Sudor.

* Temblor en las manos y/o piernas.

* Te falta el aliento, o sientes que te estás ahogando.

* Náuseas.

* Dolor de estómago.

* Sientes que te vas a desmayar.

* Debilidad.

* Hormigueo en las piernas y manos.

* Miedo a perder el control.

* Miedo a morir.

Lo que me dijo el doctor es algo que me ha ayudado muchísimo cuando siento que comienzo a sentirme como aquel día. El simple hecho de saber que mi cuerpo en realidad está bien, y que todo es mental, me ayuda mucho.

Pero si estoy bien físicamente, entonces ¿qué me pasó? porque lo que sentí no es normal. Después de sufrir un ataque de pánico, es normal quedar asustado y pensar que te puede pasar de nuevo, por lo menos así me sentí yo.

Pero hay que recordar que tener un ataque de pánico, no significa que sufrirás de ellos siempre. Según el NIH, hay muchas personas que solo sufren de un ataque en toda su vida.

Cuando recién me pasó me sentí muy mal, pensé que me estaba volviendo loca. No le dije a nadie por pena a que pensaran lo mismo. Después de unas semanas, le conté a mi mamá y ella me dijo que cuando era más joven había pasado por lo mismo. Me contó su historia y me dijo que desde ese día jamás le había vuelto a pasar, e insistió, al igual que mi doctor, que todo era mental, y que yo misma tenía que tratar de controlarlo. Después de contarle a mi mamá, hablé con varias amigas, y sorprendentemente algunas ellas habían pasado por lo mismo alguna vez.

Según el NIH, el trastorno de pánico afecta a 6 millones de personas, y es más comun en las mujeres que en los hombres.

Me sentí mejor al saber que no estaba sola en esto, es más, creo que me ha ayudado muchísimo hablar de ello, porque cuando comparto mi experiencia me doy cuenta que soy lo suficientemente fuerte para afrontar lo que sea.

Aún no han descubierto exactamente qué causa los ataques de pánico, y por qué algunas personas sufren de eso, y otras no. Muchos especialistas piensan que puede ser genético, que puede depender del tipo de personalidad, o del ambiente en que se encuentra la persona.

Como todo el mundo es diferente, hay diferentes maneras de prevenir un ataque de pánico. Yo inmediatamente hice una cita con mi doctor para ver qué me convenía hacer. Además de eso, empecé a hacer yoga y a tratar de dormir por lo menos 6 horas al día. Cuando me encuentro en una situación en la que me siento ansiosa, respiro profundo unas cinco veces y me digo a mí misma que todo está bien, que todo es mental. Eso me ha ayudado infinitamente, sin embargo, aquí aquí puedes encontrar otros consejos útiles para evitar o disminuir los ataques de pánico.

Consulta con un médico siempre que tengas dudas sobre tu salud y bienestar. Los posts de BuzzFeed tienen únicamente una función informativa y no son un reemplazo para el diagnóstico, tratamiento o asesoría médica.

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