Audífonos. No puedes vivir sin ellos, ¿verdad?
Pero llevar los auriculares a todas partes y ponértelos vez tras vez en tus oídos encerados es en realidad algo bastante asqueroso.
Dato: tus oídos están llenos de cera, células de piel muerta y bacterias. Todas estas cosas acaban en tus audífonos.
Pero los audífonos también quedan cubiertos de gérmenes por las superficies que tocan, como el interior de tu cartera o una mesa pública.
Y compartir los audífonos con otra persona solo hace que se recubran de más gérmenes.
Para empeorar las cosas, los auriculares atrapan el calor y la humedad de los oídos, creando un lugar ideal para que crezcan todas esas bacterias.
Una mala higiene con los auriculares aumenta el riesgo de infecciones, hongos, granitos o forúnculos en los oídos, entre otras cosas.
La solución: desinfecta tus auriculares periódicamente, guárdalos en un estuche limpio y úsalos tú únicamente.