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    ¿Hijo único? Estas 17 cosas te representan

    ¡No soy egoísta! ¡Comparto todo con mis amigos imaginarios!

    1. Tu infancia se resume en una palabra: soledad.

    2. En un mundo de adultos, el hijo único tiene que ingeniárselas para no morirse del aburrimiento.

    3. Y ese "ingenio" casi siempre está reñido con el excesivamente normativo mundo adulto.

    4. Pero ESTAR solo no es igual a SENTIRSE solo, especialmente cuando desarrollabas el poder de la imaginación.

    5. Seguramente tuviste un par de amigos imaginarios.

    6. Y escenarios imaginarios, escondites imaginarios, animales imaginarios...

    7. Reconozcámoslo, era bastante fácil ser el centro de atención haciendo la más mínima tontería... ¡no tenías competencia!.

    8. Era asombrosa la capacidad que tenías para montar galas y espectáculos.

    9. Tu relación con otros niños, al principio, era un poco meh.

    10. Aunque aprendiste (por las malas) a compartir tus cosas.

    11. Suplías la falta de hermanos con tardes de juego con tus padres o... con lo que tuvieras más a mano.

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    12. Deseaste tener hermanos... pero las ventajas de ser hijo único terminaban ganando a la posibilidad de recibir cariño de un mini tú.

    13. Jamás has sabido coger un bebé.

    14. Y nunca te has ofrecido a hacer de canguro.

    15. No importa lo decepcionante que llegue a ser tu yo adulto: siempre serás la persona favorita de tus padres.

    16. Cuando te haces adulto descubres la necesidad que sientes de tener "tiempo para ti".

    17. Y no lo olvides: en tu familia siempre serás "la niña" o "el niño" aunque tengas 48 años.