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    Para entender a la chica que se enfrentó a su acosador hay que ver más allá del vídeo.

    Para entender la reacción de Konni Lusz, la chica que se enfrentó a su acosador en México, hay que ver mucho más allá del vídeo.

    Hace escasos días una joven mexicana llamada Konni Lusz salía del metro alrededor de las 23:40 de la noche en compañía de una amiga cuando un hombre decidió acosarla alargando su mano y tocándola en la zona de la pelvis. Lusz decidió que ya estaba bien y, en lugar de agachar la mirada y proseguir con su noche, persiguió al acosador hasta que entre ella y varias personas consiguieron retenerle. Lusz le dio una paliza.

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    Todo hubiese pasado desapercibido si la propia Lusz no hubiese grabado un vídeo y lo hubiese subido posteriormente a su cuenta de Facebook, junto con un mensaje en el que explicaba lo sucedido.

    En el vídeo, se escucha la voz de Lusz preguntándole al acosador por qué lo hizo. "¿A cuántas? ¿Cuántas más? No tienes derecho. No tienes derecho a tocarme a mí ni a ninguna otra. Ni se te va a crecer ni se te va a engrosar", clama la joven mexicana mientras el acosador se tapa el rostro y llora avergonzado pidiendo clemencia.

    Konni Lusz prosigue con su discurso: "¿A ti te gustaría que alguien que tú no quieres te agarrase la verga?". "¿Querías penetrarme? Yo ahorita te voy a penetrar a ti". La fuerza de las palabras de Lusz junto con las imágenes en las que se muestra al joven ensangrentado pronto lograron que el vídeo se compartiera en miles de ocasiones. Y de los muros de Facebook no tardó en saltar a la portada de varios medios.

    Las reacciones han sido diversas: algunos han definido a Konni Lusz como una auténtica heroína. Hay quien dice que lo que Lusz ha hecho es sencillamente autodefensa. Otros, más moderados, han empatizado con el acosador en su momento más bajo y han dicho que "la violencia no se soluciona con violencia". Y por último, varias personas han cargado contra Lusz, a la que tachan de agresora y abusadora.

    "No me voy a disculpar por defenderme por estar furiosa, rabiosa, indignada porque esto pase de seguido a muchas mujeres incluso a hombres, pero yo no me dejo ni me quedaré callada", publicaba Lusz en su muro de Facebook.

    Quizás antes de juzgar la reacción de Lusz no deberíamos olvidar el contexto.

    "Me resulta preocupante pensar hasta qué punto hemos llegado a normalizar estas situaciones de violencia", explicaba a BBC Mundo otra mexicana llamada Ninde, estudiante de Ciudad de México, cuando la entrevistaron a raíz de que un tuit suyo que denunciaba que un hombre había eyaculado en su pantalón durante un viaje en metro.

    @ManceraMiguelMX ayer me subí a uno de tus vagones rosas en la línea 2. Un hombre se subió y eyaculo en mi pantalón.

    En México, el 65% de las mujeres ha sufrido acoso sexual en el transporte público.

    Las cifras son tan alarmantes que el Gobierno tuvo la iniciativa de crear el vagón rosa. La teoría es buena: se trata de un vagón en el que solo pueden entrar mujeres para así sentirse seguras. La práctica no lo es tanto: nadie vigila quién entra en ese vagón. A Ninde la acosaron en el vagón rosa: "Estoy harta, harta, harta y frustrada", declaraba Ninde a BBC Mundo.

    "Feliz Día de la Mujer", escribía con sarcasmo la periodista estadounidense Andrea Noel en Twitter, acompañando la felicitación de un vídeo en el que se ve a un hombre levantarle la falda cuando caminaba tranquilamente por un barrio de Ciudad de México.

    Si alguien reconoce a este imbécil, favor de identificarlo. Women should be able to walk safely. #FelizDiaDeLaMujer

    "Las mujeres deberíamos poder caminar seguras", apuntaba en su tuit.


    También fue Twitter la herramienta que muchas mujeres mexicanas utilizaron para dar voz al acoso mediante el hashtag #MiPrimerAcoso, un ejercicio de duelo colectivo que se produjo paralelamente a la marcha feminista que tuvo lugar el 24 de abril (#VivasNosQueremos) en más de 40 ciudades de la república mexicana para manifestarse contra la violencia de género.

    Mediante el hashtag, miles de mujeres hablaron (algunas por primera vez) del primer recuerdo que tenían de haber sufrido algún tipo de acoso o abuso sexual. Lo más impactante, quizás, era la temprana edad a la que estas mujeres mexicanas lo habían padecido.

    No son solo agresiones sexuales. En México, siete mujeres mueren al día a causa de la violencia de género. Y las cifras no han dejado de crecer en los últimos 15 años. El pasado julio se decretó una alerta de género en 11 municipios. Como curiosidad, la tasa de homicidios de hombres ha descendido desde 2011.

    Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México: el 68% de las mujeres de entre 30 y 39 años asegura haber sufrido algún episodio de abuso, en Chihuahua y el Estado de México las cifras aumentan al 80%.

    El domingo 24 de abril, las mujeres mexicanas salieron a la calle bajo el lema 'Vivas nos queremos' en protesta contra la violencia sistemática ejercida contra ellas. Pedían, entre otras cosas, "el cese del favoritismo judicial hacia los hombres en proceso penales, capacitación en materia de violencia de género en instituciones públicas, oportunidades de empleo y de trabajo dignas y seguras, así como mecanismos para combatir el machismo en el país".

    Es evidente que es necesaria la reeducación social, que se enseñe a los hombres a no acosar, a no violentar, a no golpear, a no amenazar, a no violar, a no esclavizar, a no abusar y a no matar a las mujeres y niñas. Exigimos el cese de los mensajes de odio, que se castigue a quien difunda estereotipos sexistas que promuevan la violencia de género y la misoginia”, apuntaban en su comunicado.

    Antes de juzgar a Konni Lusz no olvidemos su contexto cultural. No olvidemos el escandaloso número de abusos y agresiones sexuales en México. No olvidemos que una mujer no se siente segura en el metro. No olvidemos los vagones rosas. No olvidemos los hashtags, las reivindicaciones y las protestas. Los "estoy harta, harta, harta". No olvidemos a las 7 mujeres que mueren al día. No olvidemos la alerta de género. La crispación, el hartazgo y el "furiosa, rabiosa e indignada" de Lusz.

    Quizás con este contexto, el mensaje que Lusz dejó en su Facebook no parece tanto una amenaza a los agresores sino un mensaje de apoyo a todas las víctimas: "Esto le pasará a cualquiera que agreda a mi persona, mi familia, mis amigas y hasta a desconocidas #SORORIDAD #autodefensa #lacalleylanochetambiensonnuestras".

    Una forma de decirles que no están solas.

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