Chenoa, la mujer más querida de España, ha publicado un esperadísimo libro autobiográfico titulado 'Defectos perfectos'.
Y aquí todos somos feministas y sabemos que Chenoa es una gran artista, una excelentísima persona y una mujer increíble con talento propio pero aún así no podíamos dejar de preguntarnos si LOS TESTIMONIOS DESGARRADORES TENDRÍAN QUE VER CON AQUELLO QUE PASÓ CON BISBAL.
Y como efectivamente cuando nosotros vamos Chenoa ya viene de allí nos congratula anunciar que sí, QUE CHENOA CUENTA CON PELOS Y SEÑALES SU RUPTURA CON BISBAL Y TODO ES MUY FUERTE.
Tal y como ha compartido el usuario de Twitter @em_martinez7, quien suponemos es un gran fan, la historia tuvo CAMBIOS DE TELÉFONO, MENTIRAS Y CUERNOS.
Muy fuerte la ruptura de Chenoa y Bisbal. Cambió el móvil, la anunció sin avisar y le puso los cuernos. Cabrón. 😡😡😡… https://t.co/TPYWYM4fYq
Y algunas partes son, efectivamente, desgarradoras:
Una semana antes de regresar de su viaje, David me envió un ramo precioso con una nota que decía algo así como «Ya llego». Yo seguía flotando en mi nube de amor y flores blancas, cómo no iba a hacerlo. Cuando regresó, yo estaba trabajando y, al volver a casa, me lo encontré con la maleta hecha. «Tengo que pensar, necesito tiempo, mejor lo dejamos». Ya había pasado otra vez y él había vuelto al poco tiempo, arrepentido y con las cosas claras: él me quería. Y punto. «Tómate tu tiempo. No hay problema. Veremos qué pasa». Cuando le llamé al día siguiente, no noté nada raro. Estaba viendo la tele con sus padres. No pensé que la cosa fuera definitiva, pero lo era, al parecer.
PERO ESTO NO ACABA AQUÍ:
Alguien me llamó por teléfono (…) «Pon la tele». Allí estaba David, en una rueda de prensa en Caracas, encantado de la vida, diciendo que no estaba con nadie.
Es decir que Chenoa se enteró de que no estaba con Bisbal como todos nosotros: por la tele.
Y BISBAL SE CAMBIÓ DE NÚMERO DE TELÉFONO:
Era el peor día de mi vida. Le llamé y una voz contestó que aquel número no correspondía a ningún usuario. (…) Llamé a su hermana. Vaya papelón, la pobre. Me dijo que lo entendiera, que no me podía dar el número nuevo. Había cambiado de teléfono.
Con el paso del tiempo, he conseguido identificar exactamente lo que sentí: alguien me había llevado al lugar más alto en el que había estado jamás, un limbo mucho mejor que el cielo, dónde va a parar. Y desde allí me había empujado al abismo. En ese infierno andaba, cuando vi que mi portal estaba lleno de cámaras y, que nadie me pregunte por qué, se me ocurrió bajar de aquella guisa. Nadie en mi situación sabría contestar.
OH. DIOS. MÍO.
