No tienes por qué tener pareja.
No tienes que saber qué harás en seis meses.
No tienes por qué tener un sitio al que llamar "hogar".
No tienes que compararte con tus amigos. Ni con tus conocidos.
No tienes que haber recorrido medio mundo.
No tienes que culpar a los demás de todos tus errores.
Ni tienes que culpabilizarte por todas las cosas que te salen mal.
No tienes por qué tener una opinión clara sobre todo.
No tienes que salvar a nadie.
No todos los días tienen que ser el mejor día de tu vida.
No tienes que llevar la vida que tus padres esperaban que llevases a tu edad.
No tienes que ganar siempre.
No tienes que decir siempre sí.