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1. Un pin de un escarbato travieso, que mejor que no cueles en la oficina de Umbridge. (¡Sí, hazlo! Pero no culpes a Hagrid.)
2. Una vela con el aroma del Gran Comedor, para acompañarte en tus largos veranos de muggle.
3. Un libro del tamaño de las casas de los elfos para que lo dejes en la sala común.
4. Este cacao de labios de sabor a cerveza de mantequilla, para tener unos labios apetecibles en el Baile de Navidad.
5. Un pin de lechuza postal, para recordarte que estés pendiente de las cartas vociferadoras.
6. Estas sales de baño embrujadoras, perfectas para el cuarto de baño del prefecto.
7. Fortalece tu ánimo debilitado por culpa de Newt con este ron de Lágrimas de Fénix
8. Este juego para chocolate caliente, para cuando eches de menos las curvas cerradas de Stan en el autobús noctámbulo.
9. Unas prácticas pegatinas para interruptores, para cuando estés cansado tras los encantamientos.
10. Una copia del Monstruoso libro de los monstruos para repasar antes del examen de Cuidado de criaturas mágicas.
11. Una vela con aroma a Poción Multijugos, para recordarte que compruebes siempre qué hay en tu bebida.
12. Esta taza de merodeador que cambia de color.
13. Esta lámina, para cuando las tareas de Pociones sean demasiado difíciles.
14. Estas libretas para cuando se te acaben los pergaminos.
15. Nunca dejes de recibir una carta de aceptación gracias a tu propia lechuza cartero.
16. Una chapa traslador, para cuando necesites escaparte rápidamente.
17. Una práctica cartera de viaje, para que nunca más pierdas tu billete exprés a Hogwarts.
18. Una copia de Defensa contra las artes oscuras, para celebrar el momento en que llegaste a la página 394.
Este artículo ha sido traducido del inglés.