1. La alarma se apaga y consideras seriamente ignorarla y volver a dormir.
2. Te quedas en la cama por al menos diez minutos tratando de reunir fuerzas para levantarte y enfrentar el día.
3. Y después de darte una ducha y prepararte, te premias con una siestita de cinco minutos.
4. Camino al trabajo, te das cuenta de cuánto detestas la gente, el ruido, la luz y el movimiento.
5. Y encuentras un desayuno convenientemente grasiento que esperas que te quite la resaca.
6. (No funciona).
7. Todos en el trabajo son demasiado ruidosos y eufóricos para tratarlos.
8. Te sientas en tu escritorio y lamentas todo lo que te ha traído a este momento.
9. Y consideras seriamente desayunar por segunda vez.
10. Mirar la pantalla del computador te hace querer sacarte los ojos y te preguntas si puedes pasar desapercibido usando unas gafas de sol.
11. Miras el reloj y SON APENAS LAS 10:30 a.m. ¡¿QUÉ?!
12. Te dan ganas de renunciar a la idea de ser productivo.
13. Tienes tanta sed, pero no tienes la energía suficiente para levantarte continuamente y llenar la botella de agua.
14. Por fin es mediodía y un buen momento para comer otra jugosa y grasienta comida.
15. Pero solo te deja náuseas y en extrema necesidad de una siesta de recuperación.
16. Y haces todo lo que está a tu alcance para no vomitar porque no quieres ser ~esa persona~.
17. No tienes idea de cómo diablos vas a aguantar las próximas cuatro horas.
18. Te vuelve a dar hambre.
19. Y sigues teniendo los terribles recuerdos de las cosas que dijiste e hiciste anoche.
20. Tan pronto como dan las 5 p.m., quieres salir inmediatamente.
21. Pero aún tienes que pasar la odisea de volver a casa.
22. En el instante en que llegas a casa, te pones el piyama y ordenas más comida.
23. Y solo tienes una cosa en la cabeza.
