1. Tu ropa interior favorita migra como por arte de magia a la casa en la que no estás cada mañana...
2. Lo mismo pasa con tus pantalones de la suerte...
3. Y con ese documento súper importante que tanto necesitas para el trabajo...
4. Por lo que debes cargar todas tus pertenencias adondequiera que vayas:
5. O si no, comprar dos veces todas tus cosas favoritas...
6. Tener que lidiar con productos de baño mediocres...
7. (Y ni hablar de los compañeros de habitación mediocres)...
8. Sentirte terriblemente culpable por pasar tanto tiempo en la casa de tu pareja cuando todavía sigues pagando tu propia renta...
9. Tener que planificar diferentes rutas para ir al trabajo cada mañana:
10. Y que ni se les ocurra vivir más lejos del trabajo que tú...
11. Ese juego tan conocido de "¿en tu casa o en la mía?"...
12. Querer una mascota pero saber que seguramente no estarás en casa con suficiente frecuencia como para cuidar de ella...
13. (Y tal vez dejar morir una o dos plantas)...
14. Llenar la nevera, pero luego perder la oportunidad de utilizar la comida cuando todavía está fresca...
15. Y, por esta razón, salir a comer o pedir comida más seguido de lo que quisieras...
16. Hacer la limpieza en su casa, lo que en realidad no alivia ninguna de ~tus~ tareas...
17. Pero todo eso vale la pena, pues al final del día tienes tu propio espacio para irte a casa...
18. Y estás aún más emocionado(a) cuando logran salir juntos:
