1. Tener siempre algo de "jet lag" durante la primera semana de clase.
2. Poder tomar legalmente* en tu país desde hace años, pero al mudarte a Estados Unidos, repentinamente te vuelves menor de edad.
3. Encontrar un amigo con quien ir a casa para el Día de Acción de Gracias...
O estar literalmente solo en el campus, mientras pasas el tiempo mirando las fotos de "familia y comida" que publica todo el mundo en Instagram.
4. Convertir todo de dólares estadounidenses a tu moneda nacional y sentirte terriblemente pobre o peligrosamente rico, dependiendo de dónde seas.
5. Deletrear y pronunciar palabras al azar de manera diferente a como lo hacen los estadounidenses...
Y tratar con idiotas que insisten en que tu forma de decirlo no es sólo diferente, sino que está incorrecta.
6. Tratar de descifrar qué identificación llevar cuando sales.
7. Estar inicialmente abrumado y horrorizado por las monumentales porciones de comida...
Y luego, pocos meses después, ser capaz de terminar una porción entera Y ordenar postre.
8. Carecer de ciertos conocimientos de cultura pop y recurrir a la táctica de sonreír-y-asentir para aparentar saber de lo que los demás hablan.
9. Pasar días sin hablarle a tus padres porque cuando ellos están despiertos y libres para que los llames, tú no lo estás.
10. La sorpresa al darte cuenta de que tu versión de Estados Unidos estaba basada en los estereotipos de la televisión.
Algunos vasos marca "Solo" son azules, no rojos. "CENTRAL PERK" NI SIQUIERA EXISTE.