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El nuevo videojuego de Spider-Man demuestra que las proposiciones públicas de matrimonio no son una buena idea

Los creadores del juego incluyeron una proposición de matrimonio de un jugador a su novia y ha desembocado en una ola de acoso para ella.

Esta semana se descubría un easter egg —esos mensajes ocultos en los productos audiovisuales— escondido en el nuevo Spider-Man. Tyler Schultz, un fan de la franquicia, le pidió a Insomniac Games vía Twitter si podían incluir su proposición de matrimonio a su novia, Maddison Gamble, dentro del juego. La compañía, conmovida por el detalle, accedió y decoró una marquesina de un teatro con el mensaje "¿Te casas conmigo, Maddie?", pero la pareja rompió antes de que se lanzara el juego, con Schultz alegando que ella le había engañado con su hermano. Los medios recogían la historia con titulares como "El easter egg más triste" o "La proposición que acabó en drama sentimental". Curiosamente, solo Houston Press acudía a la propia Maddie para, al menos, darle la oportunidad de defenderse mientras internet la sentenciaba como culpable de toda esta historia.

En esa pieza, Maddison cuenta que se había convertido en la madre de Schultz, que tenía actitudes agresivas y que la relación llevaba tiempo acabada. En este contexto, me pregunto si su entonces novio ya había detectado alguna señal de que lo suyo ya no estaba funcionando, o si esperaba que se arreglara con esa pedida tan romántica para el imaginario colectivo. Imagino que tampoco pensaría mucho en cómo se sentiría ella, que contaba a los medios que ni siquiera era fan de los videojuegos, con un gesto de este tipo. En un terreno del que no era aficionada, con una relación desintegrada y con el añadido de la presión social de aceptar o declinar la oferta con todos los ojos puestos en ella.

Las proposiciones públicas de matrimonio, que tanto han calado en nuestro ideal romántico (y tóxico) del amor, suelen darse de un hombre a una mujer, y no por casualidad. Se asume que a las mujeres nos gustan ese tipo de grandilocuencias, y las muestras de afecto masivas se asocian con esas películas románticas que siempre acaban bien. Pero en la vida real, las circunstancias y las preferencias de cada miembro de la pareja son diferentes, y las proposiciones públicas pueden ser muy manipuladoras. Ponen a las receptoras en el foco, vulnerables, donde un rechazo podría volverse en su contra por parte de su novio, de los asistentes o de toda la red. Como explicaba el Guardian: "Vivimos en un mundo en el que las mujeres pueden ser vilipendiadas por rechazar las ofertas sexuales de un hombre, así que rechazar a alguien con el que estás comprometida podría ser aún peor".

Pedirle a alguien que se case contigo ya parece algo suficientemente íntimo y personal. Llevarlo a la esfera pública y hacer partícipes a otros es bastante arriesgado, sobre todo para la persona receptora del mensaje, y a no ser que las dos partes lo hayan hablado previamente y hayan accedido a ello, creo que es una práctica que debería desaparecer de nuestro imaginario sentimental. La próxima vez que un tipo desconocido pida aparecer en un Triple A para pedirle matrimonio a su novia, a lo mejor deberíamos pensárnoslo un poco más, o al menos asegurarnos de cuál es la posición de la otra parte afectada. Solo hace falta echarle un vistazo a los comentarios de cualquiera de las noticias para ver que la postura de la industria post GamerGate sigue siendo ponerse del lado del hombre despechado, mientras su exnovia recibe los insultos y el backlash por un "gesto romántico" del que ni siquiera sabía nada. La misoginia adquiere cientos de formas diferentes.