1. Todos tus momentos más memorables de las fiestas incluyen sentarse en una esquina y acariciar al gato del anfitrión.
2. Te rehúsas a salir con alguien si alguna vez tu perro le gruñe o lo ignora de alguna forma.
3. Puedes ver dramas sin derramar una lágrima, pero si el corte comercial involucra a Sarah McLachlan, estás acabado.
4. De niño, preferías mucho más a los animales de peluche que a los muñecos con forma humana.
5. Consideras que poder tener mascotas en la oficina es un beneficio laboral válido.
6. Cuando tienes que elegir entre salir con tus amigos o quedarte en la cama con tu mascota, la elección es obvia.
7. Miras de reojo a los niños pequeños que no dejan de molestar a un animal (y, sobre todo, a sus padres que piensan que es tierno).
8. El día cuando estabas en séptimo grado y tuviste que disecar ranas fue uno de los peores días de tu vida.
9. Tus películas preferidas de Disney eran las protagonizadas por animales, no por princesas.
10. Los zoológicos te hacen sentir absolutamente miserable y fantaseas con meterte y liberar a los animales.
11. Mientras crecias, siempre sentiste una envidia irracional por los personajes de caricatura que tenían como mejores amigos a animales antropomórficos.
12. En lugar de intercambiar chismes en el trabajo te pasas buscando maneras de escaparte para esperar a que aparezcan los animales.
13. Tus versiones de programas de televisión en vivo son cámaras en vivo de ositos y cachorritos corgi.
14. Y, cada año, te aíslas completamente de todos los que conoces para ver el Puppy Bowl en lugar del Super Bowl.
15. Has rechazado a posibles compañeros de dormitorio sólo porque no estaban interesados en tener una mascota en un futuro próximo.
16. Mientras tus amigos hablan sobre hipotéticos hijos futuros, tú estás pensando en hipotéticos perros futuros.
17. Tiendes a interrumpir conversaciones profundas porque acabas de pasar a la par de un perro demasiado lindo en la calle.
18. Odias admitirlo, pero te identificas con los personajes de "Best in Show".
19. Nunca has entendido por qué ser "la mujer de los gatos" es algo malo; para ti, tener una mascota como alma gemela para toda la vida siempre te ha sonado mejor que el matrimonio, porque los animales son perfectos.
