1.
Tu charla constante te metía en problemas en la escuela.
2.
Especialmente si estabas cerca de tu mejor amigo o amiga.
3.
A veces te olvidas qué era lo que estabas queriendo decir.
4.
Ya que hablas tanto, el riesgo de decir algo que no deberías se incrementa mucho.
5.
Y eso quiere decir que accidentalmente has hablado más de la cuenta varias veces.
6.
Es frecuente que seas el último en terminar de comer porque tienes que hablar entre bocados.
7.
Solo te detienes para recobrar el aliento mientras hablas.
8.
Si hay un día que no estás muy parlanchín, todos piensan que algo anda mal.
9.
Y los demás suelen asumir que tu amor por hablar significa que siempre te sientes seguro.
10.
Perder la voz es una de las peores cosas que te pueden pasar.
11.
Y tardas muchísimo en curarte porque insistes en hablar aunque te duela.
12.
Te cuesta mucho evitar hablarle a alguien.
13.
Cuando estás borracho, tus palabras llegan a un nivel inusitado.
14.
A veces no estás 100% concentrado en lo que estás diciendo pero no sabes detenerte.
15.
Odias que los demás crean que entablar una conversación con ellos es coquetear.
16.
Especialmente porque te da mucho gusto hablar con quien sea.
17.
Romper el hielo con personas nuevas no te incomoda, de hecho, te encanta.
18.
Si no hay nadie con quien hablar, en su lugar acabas tuiteando a mares.
19.
A veces imaginas cómo te iría en un programa de entrevistas, porque tienes mucho para contar.
20.
Y te importa un carajo si alguien te dice que te calles.
