1. Te darás cuenta de que la carne es la base de la mayoría de los platos que sabes preparar.
2. Y, por este motivo, tendrás más de un desastre en la cocina relacionado con el tofu.
3. No sabrás cuándo empezar a hacer correr la voz de que ya no comes carne.
4. Te darás cuenta de lo raro que es que a todo el mundo le guste tanto el beicon.
5. Comprarás y probarás carne falsa antes de darte cuenta de que ya no tienes antojo del sabor.
6. La gente de pronto se preocupará muchísimo sobre tus niveles de hierro.
7. Y, naturalmente, todo el mundo que comente será ~básicamente~ un/a nutricionista cualificado/a.
8. Verás, con cierta sensación de incomodidad, cómo tu familia y tus amigos hacen lo mejor que pueden por proporcionarte platos adecuados.
9. Te darás cuenta de qué pocos restaurantes son conscientes de que no todos los vegetarianos quieren comer pasta en todas las comidas.
10. Y, tras unas semanas, querrás renegar para siempre de la típica opción de pedirte una ensalada de remolacha.
11. Descubrirás que los garbanzos y las lentejas pueden sera la cosa más maravillosa del mundo.
12. Y que las pizzas margarita sabrán mejor que nunca.
13. Te cansarás de poner los ojos en blanco cada vez que alguien haga un chiste sobre los veganos y los vegetarianos.
14. Y definitivamente superarás eso de tener que explicar tu decisión a personas que seguramente deberían centrar su energía en ser menos críticos con los demás.
15. También te darás cuenta de que a las mejores personas les importa una mierda lo que comas o no.
16. Y, una vez encuentres unos cuantos buenos restaurantes* y recetas**, estarás superfeliz con tus nuevas opciones.
Este artículo ha sido traducido del inglés.