1.
Has hablado hasta en klingon con los clientes.
2.
Y posiblemente hayas hablado en otro idioma a un español muy pálido o muy quemado.
3.
Una de cada tres cervezas te las piden “muy fresquitas” o, incluso “heladas”.
4.
Te han amenazado con hacerte un simpa porque tardaste más de 5 minutos en llevar la cuenta con la terraza a rebosar.
6.
Has tenido que atender a gente semidesnuda.
7.
Y es posible que les hayas envidiado por ello.
8.
Los clientes dan por hecho que tienes control absoluto sobre todo lo que ocurre en el establecimiento.
9.
Has descubierto por las malas lo que puede llegar a abrasar una de estas mesas tras dos horas al sol.
10.
Y, por cierto, te has puesto a apilarlas mientras esperabas que unos clientes pillasen la indirecta.
11.
La gente cree que eres un GPS.
12.
Sabes que los turistas dejan mejores propinas.
13.
Una de cada tres personas te hace repetir la lista de postres.
14.
Exactamente el mismo porcentaje que te hace repetir la lista de cócteles.
15.
Sabes que niño con helado suele ser igual a pasar la bayeta, la fregona o, posiblemente, ambas.
16.
Y sabes que hay una respuesta universal cuando te preguntan si queda mucho para que quede una mesa libre: "pues un ratito".
