La historia de tu vida cuando tienes un poco de ansiedad social, en 11 episodios

Mi serie favorita.

1. «Enséñale a este señor cómo cantas».

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Argumento: Tras una vida apacible, comienzas a ser una persona capaz de conversar, razonar y cagar donde se caga. Un día, por lo que sea, aprendes un baile regional, canción o chiste. Y, de repente, te obligan a repetirlo delante de un adulto frente al que no quieres repetirlo. ¿Y esta TRAICIÓN? Después también te preguntan si te gusta alguien, de qué equipo eres y demás MIERDAS.

2. «Presente».

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Argumento: Ahora resulta que hay que PASAR LISTA en el colegio para ver que estás. Y sin establecer un protocolo ni nada. Dicen tu nombre y tienes que reaccionar en MILÉSIMAS DE SEGUNDO. A pesar de que te estás preparando desde que empieza a pasar lista –repitiendo "presente, presente, presente" mentalmente–, te entra la tensión a tres letras de tu apellido. Te toca. No sabes si decir "presente" o "yo", así que simplemente balbuceas. Y así, cada día de tu vida escolar.

3. «¿No le han gustado las lentejas?».

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Argumento: Vas a un restaurante, te pides un plato de lentejas y no te gusta. Comes un poco para disimular y esperas a que se lo lleven. Entonces el camarero, con toda su buena intención, te pregunta si no te ha gustado. El terror te paraliza y dices algo así como "es que no tengo mucha hambre" a pesar de que vas a devorar el segundo y del pan no te quedan más que migas.

4. «La alarma».

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Argumento: Te compras un libro en la Fnac o una camiseta en Zara y no quitan bien el cacharrito de la alarma, así que al salir suena eso, la alarma. Eso sí, lo hace al volumen de LAS TROMPETAS DEL JUICIO FINAL. Sientes las miradas recriminatorias de todo ser vivo en un radio de aproximadamente 4 kilómetros –«hay que ver, tan joven y ya robando para pagarse LAS DROGAS», piensan– y buscas el tiquet mientras sudas COPIOSAMENTE porque, claro, sabes que lo más probable es que ya lo hayas perdido y termines tus días en una cárcel de máxima seguridad.

5. «Ya nos conocemos».

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Argumento: Estás en un evento en el que hay GENTE que, después de cocodrilos, es lo peor que puede haber en un sitio. Se te acerca una persona que, después de un cocodrilo, es lo peor que se te puede acercar. Te presentas. Esa persona te dice que ya os conocíais. Entonces dices "aaaaah, sí, claro" y prolongas esa última o el tiempo que haga falta hasta que la persona/cocodrilo dice su nombre, DNI, ocupación y estado civil. Por supuesto, sigues sin saber quién es, pero haces como que sí en una farsa que nadie se cree.

6. «¿Ya nos conocemos?».

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Argumento: Ocurre lo mismo que en la situación anterior, pero con una diferencia: esta vez eres tú de quien no se acuerdan. Haces como que la otra persona te suena "de algo". Sabes perfectamente qué es ese algo. Sabes de qué hablasteis, cuándo, dónde y hasta conoces las alergias de la otra persona, pero para no dejarle mal te limitas a decir que igual habéis coincidido en un cumpleaños o algo.

7. «No sé saludar».

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Argumento: El episodio que cierra la trama de los saludos tiene lugar cuando, por fin, te tienes que presentar a alguien que no conoces. Entonces se produce una especie de partida de piedra, papel o tijera en la que saques lo que saques, pierdes: si vas con la mano, te dan un beso; si besas, te dan la mano y si ambos vais a besaros, te dejarán colgando por dar un beso de más. Mientras ocurre todo esto, te olvidarás del nombre de la persona.

8. «La llamada».

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Argumento: Te llaman por teléfono cuando vas en el autobús. Y LO TIENES QUE COGER.

9. «No sé lo que quiero».

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Argumento: Vas a pedir cualquier cosa en un establecimiento, así que mientras esperas tu turno repasas mentalmente tu pedido, nada, unos cuantos miles de veces. Todo este entrenamiento no sirve DE UNA MIERDA y cuando te toca te bloqueas y tras un largo "eeeeeeeh" señalas en la carta lo que quieres.

10. «Me he quedado solo».

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Argumento: Alguien te ha convencido para ir a un evento social en el que no conoces a nadie más. De repente, esa persona SE VA y a tu alrededor únicamente hay desconocidos. Te puedes refugiar con el móvil, pero sabes que el 99% de la gente sabe que lo estás mirando porque te han abandonado. El 1% restante es la persona que lo ha hecho.

11. «Ojalá me hubiese quedado solo».

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Argumento: Se da la misma situación, pero en esta ocasión la persona TRAIDORA ESTIRPE DE SATANÁS con la que has ido espera a que os hayáis acercado a un grupo para marcharse un momento. Esto hace que tengas que interactuar con estos desconocidos. Como tienes la habilidad social de un altramuz, únicamente sabrás preguntarles de qué conocen a tu acompañante. Con un poco de suerte, tendrás tiempo de meter la pata y revelar algo que no debas antes de que vuelva. Pero, mira, QUE SE JODA.