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23 señales de que tu gato es realmente tu dueño

Si alguna de estas situaciones es cierta en tu caso, tendrás que aceptar el hecho de que básicamente te has comprometido de por toda a servirle a un monstruo desagradecido.

No terminas de aceptar que las exigencias de tu gato son cada vez más complicadas:

No logras recordar la última vez que usaste el computador. Lo único que haces hoy en día es ver cómo se sienta el gato sobre tus manos.

Tu ducha ya no te pertenece:

Y tampoco tu inodoro:

Hasta el perro entiende que todos los demás en la casa son ciudadanos de segunda clase:

Tu gata te interrumpe cuando estás trabajando porque "no le gusta como se te ve la cara":

Incluso tus intentos por complacerlo son rechazados de forma despectiva:

Hace tiempo renunciaste a decirle que no puede sentarse donde se le antoje:

Puedes acariciarla, pero te hará saber cuándo empieza a ser molesto:

Tu ropa no está bien "limpia" hasta que no esté llena de pelo de gato:

Tu cabello es un juguete:

Ya te diste cuenta de que los "juegos" que tú y tu gato juegan juntos no son nada divertidos:

Tu ritual cada mañana es una humillante tortura:

Tu comida no es realmente tuya.

Ya te resignaste a ciertas humillaciones cotidianas como a que usen tu merienda de la noche como un calentador para la cara:

La constante. QUEJA.

Y la constante sensación de que se ríen de ti, de que te juzgan y de que básicamente no existes como persona:

Has llegado a aceptar que a veces se te pierden algunas cositas:

El único momento en el que te aprecian de verdad es cuando prestas un servicio:

Pero debes esperarte a que se disgusten seriamente si alguna vez tienes el descaro de cansarte:

Tu privacidad ya no es ni remotamente sagrada:

Y tu vida es un sin fin de humillaciones cada vez más absurdas:

Y después de todo eso, tu gato te sigue ignorando en público: