1. Sangrar en las sábanas de otra persona.
2. Sangrar tanto que termina manchándose el colchón, pero de todas maneras seguir durmiendo sobre él porque... ¿quién va a comprar un colchón nuevo?
3. Echar un tampón por el excusado. Oops.
4. O dejar un tampón súper, súper usado, en la bolsa de basura de un amigo.
5. Accidentalmente dejar sangre bajo la tapa del excusado...
6. ...o en el piso del baño.
7. Añadir UN tampón usado al cesto de basura de un baño público que ya de por sí está repleto... y más sabiendo que el trabajo de ALGUIEN es limpiar eso.
8. O llenar la basura de tu baño con tampones y toallas usadas y no cambiarla regularmente.
9. Orinar con un tampón puesto y tolerar la cuerdita mojada durante el resto del día.
10. Enjuagar tu copa menstrual en el lavamanos del trabajo.
11. O enjuagarla en un lavamanos que literalmente cualquier otra persona usa.
12. Dejar reposando tu ropa interior manchada en el baño de tu casa... sí, el baño que compartes con tu pareja (o tus compañero de cuarto).
13. Usar prácticamente la mitad del papel higiénico cada vez que vas al baño durante tu periodo.
14. Dejar sangre menstrual en el jabón y/o cosas del baño. Peor si vives con alguien más.
15. Estar consciente de que hay manchas de sangre en tus sábanas.
16. Admirar la sangre correr en la ducha mientras te bañas... sabiendo que alguien más estará en ese mismo lugar.
17. Comerte la comida chatarra de todos los que vivan en tu casa porque, simplemente, tu útero sencillamente NO te deja parar.
18. Salir corriendo al baño porque la diarrea llegó con tu periodo.
19. Y, finalmente, no sentirte lo suficientemente culpable para dejar de hacer ninguna de estas cosas porque, sea como sea, la vida es así.
Este post fue traducido del inglés.