1. No solo te angustia morir entre las llamas de un accidente aéreo, también te preocupas por los moretones en tus pechos por culpa de la bandeja para la comida.
2. En casi todos lados excepto en casa las cabinas de los baños son tan pequeñas.
3. Las diminutas botanas en el vuelo no son tus amigas; a menudo acaban en tu escote en vez de en tu boca.
4. Preferirías morir de pie en el subterráneo en vez de tener que estar apretada en ese asiento en medio de dos extraños.
5. A la hora de viajar por la carretera, sabes exactamente cuándo pedir el asiento del acompañante para tener el lugar más cómodo garantizado. Punto para ti.
6. Tus pechos sudados y tu espalda sudada (PECHUDADOS Y ESPALSUDADA) sudan como los mejores cuando estas cerca del ecuador.
7. Te sabes de memoria la rutina para tus paspaduras. Talco para bebés, desodorante y bandelettes: listo, listo, listo.
8. Amas poder usar esa túnica playera que pasa por un vestido prácticamente en cualquier lado.
9. Cuando tienes que viajar grandes distancias siempre llevas atuendos de respaldo, porque comprar ropas en el viaje puede ser una pesadilla.
10. Pero si eres una viajera experimentada, sabes que las tiendas retro y los puestos playeros son los lugares más divertidos para descubrir modas extranjeras.
11. Empacar una cantidad suficiente de curitas para tus pies desgastados es una obligación.
12. Preocuparte por tu cuerpo nunca te ha impedido probar una aventura en tirolesa, parasailing o esnórquel.
13. Aprendiste suficiente del dialecto local como para saber que esos hombres están simultáneamente alabando tu trasero y sorprendidos de lo ancho que es. Eh, ¿gracias?
14. Adoras sacudirlo en las procesiones de carnaval de Río de Janeiro hasta Mazatlan, México, ida y vuelta.
15. Devorar un plato gigante de sushi perfectamente preparado es algo mágico. No hay vergüenza en eso.
