1.
Cuando te dicen "tenemos que hablar":
A los 18: Hiperventilas hasta que te desmayas.
A los 25: Sospechas, pero prefieres esperar.
A los 30: Ya sabes que se viene.
A los 18: En la casa de tus padres.
A los 30: "Ehh... ¿Me acaban de dejar por SMS?"
A los 18: Practicas todo lo que quieres decir para no olvidarte de nada.
A los 25: Tienes la mente abierta, preparada para hablar y escuchar.
A los 30: Te relajas con un poco de ayuda liquida.
A los 18: Te aseguras que todos se enteren de todo.
A los 25: Te desahogas en largos emails a amigos.
6.
Lo que tus amigos te dicen:
A los 18: "Vas a conseguir a otra persona mejor, ese no valía la pena".
A los 25: "Te voy a presentar a alguien que te va a encantar".
A los 30: "La vida sigue".
A los 18: Guardas absolutamente todo en una caja, incluso su camiseta sucia que dejó en tu cuarto.
A los 25: Te quedas sólo con lo importante.
A los 30: Te deshaces de todo, vida nueva.
8.
El tiempo que demoras en superarlo:
A los 18: Probablemente ya tienes un reemplazo.
A los 25: Más de lo que te gustaría admitir.
A los 30: Sabes que en cierta forma, nunca lo superarás por completo.