1.
Todos hemos estado en esa posición donde nuestro juicio ha sido nublado porque estamos hipnotizados por la majestuosidad de un hermoso pene.
2.
Para empezar, siempre eres penetizado por el más perro, así que sabes que todo se irá cuesta abajo desde ahí.
3.
Empiezas a perdonarle ciertas actitudes porque, oye, su pene hace que te olvides de las cosas que no importan tanto.
4.
De hecho, realmente le aceptas cualquier pendejada porque su pene es así de mágico.
5.
A veces incluso piensas que estos pendejos son lindos porque lo único que estás pensando es en cuándo te llevarán a la cama.
6.
Luego el encuentro empieza a ponerse un poco más atrevido y todavía no estás prestando atención.
7.
Estás demasiado ocupado pensando en el pene como si fuera un reloj de péndulo.
8.
Es probable que también bautices al pene con el nombre de Kaa porque una vez que lo miras fijamente, tu sentido común desaparece por completo.
9.
Hablas con todos tus amigos sobre lo bueno que tiene el P.
10.
De hecho, es probable que les muestres una foto de él porque quieres hacerles saber lo afortunado que eres.
11.
Pero si estás penetizado es difícil de explicarles a tus amigos el porqué toleras el comportamiento de ese perro.
12.
Luego él empieza la verdadera mierda, esa que te tiene allí sentado pensando: "espera, no, un momento".
13.
Él empieza a sacar esa actitud de creer que su pene lo va a salvar de ser reemplazado.
14.
Lo intentas y te enojas, pero luego ves el P otra vez y se te olvida por qué estabas enojado en primer lugar.
15.
Incluso cuando cortas con él, consideras volver a esa relación solo por el pene.
16.
¿Y si nunca encuentro otro así de bueno?
17.
¿Y si los penes de ahora en adelante no se comparan con este?
18.
Pensar estas preguntas a veces te hace volver loco.
19.
Pero en algún punto se rompe el hechizo, ya no estás penetizado y te transformas en un auxiliar de vuelo que señala las salidas más cercanas.
20.
Tu sentido común al fin vuelve a funcionar.
21.
Y aprendiste la lección de nunca dejarte penetizar de nuevo.
