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¿Es machista que un hombre me sujete la puerta?

O planteado de otra forma: ¿es la caballerosidad machista?

Recientemente, hemos inaugurado un consultorio a través de la cuenta de Instagram de BuzzFeed LOLA, donde cada martes intentamos resolver las dudas de nuestras lectoras sobre cuestiones de feminismo y género, ya sea tratando temas concretos (como el machismo cotidiano o el sexismo dentro de las relaciones heterosexuales) o con temas más abiertos y generales.

Desde que iniciamos esta aventura hay una cuestión que suele repetirse y que gira alrededor de todos esos actos de caballerosidad que vivimos en nuestro día a día. Una pregunta bastante frecuente es si es machista que un hombre te sujete la puerta para que pases primero.

Sujetar la puerta es solo un ejemplo; otros podrían ser que un hombre nos ceda el asiento en el transporte público o que pague siempre la cuenta. Ser un caballero es, según la RAE, "un hombre que se comporta con distinción, nobleza y generosidad", en femenino no existe.

El principal problema de estas acciones es que no son desagradables y, de hecho, pueden resultar amables y por eso cuesta entenderlas como actos machistas pero cabe recordar que el machismo tiene unas raíces muy profundas y que hay determinadas acciones que, aunque no representen el problema en sí, no dejan de ser un síntoma de este.

Cualquier persona debería sujetarle la puerta a otra persona que va cargada, pagarle la cuenta a un amigo o amiga porque le apetece hacerlo o porque sabe que su colega está mal de pasta, ceder un asiento a una persona mayor, a una mujer embarazada o a un chico con un esguince, pero estos actos no deberían verse como algo caballeroso y, por ende, masculino, sino como algo cívico.

La "caballerosidad" tiene un claro sesgo de género: parte de la idea de que las mujeres somos unas personitas débiles y delicadas a las que se debe facilitar la vida, de que tenemos menos fuerza, menos resistencia o tenemos menos dinero para pagar las cuentas. Estos actos siguen basados en esa falsa creencia de que los hombres están en un plano superior mientras que las mujeres estamos en uno inferior porque, aunque en apariencia seamos nosotras quienes nos beneficiamos de estos actos, ellos siguen siendo los caballeros y nosotras las pobres damiselas en apuros.

De modo que sí, el sujetar una puerta por el simple hecho de que seas una mujer no deja de ser otro reflejo más de la sociedad machista en la que vivimos y una muestra más de la desigualdad rampante entre hombres y mujeres.

Responder con un "no, gracias, no estoy cansada" cuando te cedan un asiento, un "estoy haciendo cola igual que usted, no se preocupe", un "hoy pago yo, que pagaste tú la última vez" o un "pase usted primero" cuando nos sujeten una puerta no nos cuesta nada y a ellos puede hacerles pensar. Y quizás así comiencen a cambiar un poquito las tornas.