"¿Verde, amarillo, azul, morado? ¿A quién se le ocurre alcanzar la máxima ridiculez llevando un color de cabello ilógico, artificial y característico de dibujos animados? ¡Nadie nace con el cabello azul! Es por eso que yo, Brenda Blanco, seré orgánica y sencilla por siempre". 🙏🏼
Un año y medio después...
No era un día apocalíptico, no tenía los días de mi existencia contados, no me había ganado la lotería. Era un sábado común y corriente. Tenía planeado ir al gimnasio, dar una buena vuelta en mi bici, y recuperar las calorías perdidas probando chocolates artesanales con vinos blancos y rojos. Nada fuera de la rutina de alguien de mi especie.
Pero el plan ENTERO se fue a la mierda. Recuerdo que desperté en mi cama, y me dije a mi misma, "hoy es". Me refería a teñirme el cabello. Lo sentí como si hubiese planeado aquel momento por años. Ni siquiera el color fue un misterio... había sido elegido, sería azul. 💙
Llegué al salón. Las estilistas que sabían lo que ocurriría me miraban con nervios... se veían más asustadas que yo. Apuntando a esta foto, que acababa de encontrar en Google, le dije a una de ellas, "Así como ella, pero más claro". Hablaba con Luz, la talentosa mujer que se atrevió a producir lo que yo veía en mi mente.
Durante 6 horas y 40 minutos estuve de silla en silla, y proceso tras proceso. No sé cuántos químicos se adueñaron de mi cabello, pero sí recuerdo muy bien lo mucho que dolía, picaba y ardía el cuero cabelludo. En una ocasión, pensé que me desmayaría en mi intento por resistir el dolor. Hasta las lágrimas se me salieron. 😰
En mi caso, mi estilista usó un decolorante (que es lo que deja el cabello rubio plateado), luego añadió un "toner" (que impide que los colores se conviertan en naranjados o verdes no deseados), y finalmente, aplicó la mezcla de azules para obtener el tono perfecto.