Marieke Voorsluijs de los Países Bajos estaba triste porque su hijo llegó a la edad en la que ya no quiere abrazarla. Así que Voorsluijs hizo lo que cualquier madre haría — pasó meses tejiendo un réplica tamaño natural de su hijo para abrazarlo.
Le llevó aproximadamente dos meses hacer el muñeco, según lo que le contó a BuzzFeed. Su hijo y la abuela le ayudaron.
"Es más como un tributo a la pubertad y a mis hijos, en realidad no tenemos problemas con la pubertad, la intimidad, o el contacto. ¡Todo lo contrario!" dijo.
Según Voorsluijs, sus dos hijos "aman el proyecto y ayudaron a hacer la gorra y por supuesto posaron".