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16 Ilustraciones inéditas de Harry Potter hechas por la ilustradora de los libros

La ilustradora de las ediciones estadounidenses de Harry Potter, Mary GrandPré, retrata momentos icónicos de los libros en una serie de hermosas ilustraciones muy pocas conocidas.

1. "El Callejón Diagon"

Fuera de la Botica, Hagrid revisa de nuevo la lista de Harry.
"Justo cuando tu varita mágica se partió - Ajá, y todavía te tengo un regalo
de cumpleaños."

Harry sintió que se sonrojaba

"No tienes que..."

Ya sé que no tengo que hacerlo. ¿Sabes qué? te conseguiré un animal. No un sapo,
los sapos pasaron de moda hace años, se reirían de tí - y a mí
no me gustan los gatos, me hacen estornudar. Te conseguiré una lechuza. Todos los niños quieren
una lechuza, son útiles a morir, llevan tu correo y todo."

Veinte minutos después, dejaban el Emporio de las Lechuzas de Eeylops, que estaba
oscuro y lleno de susurros y de parpadeos, de ojos brillantes como joyas. Ahora Harry
cargaba una gran jaula que contenía una hermosa lechuza nevada, profundamente dormida
con la cabeza debajo de sus alas. No podía dejar de agradecer tartamudeando,
hablaba igual que el profesor Quirrell.

2. "Quidditch"

Harry la vió. En un arrebato de emoción, se lanzó hacia abajo, tras el destello dorado. El Buscador de Slytherin, Terence Higgs, también la había visto. Cabeza a cabeza se precipitaron hacia la Snitch... todos los cazadores parecían haber olvidado lo que tenían que hacer, ya estaban suspendidos en el aire mirando.
Harry era más veloz que Higgs. Podía ver la pequeña pelota, agitando sus alas, revoloteando hacia adelante.

3. "El Espejo de Oesed"

Harry estaba tan cerca del espejo, que su nariz casi tocaba su reflejo.
"¿Mamá?" susurró. "¿Papá?"

Entonces lo miraron, sonriendo. Y lentamente , Harry fue observando los rostros de las otras personas en el espejo, y vio otro par de ojos verdes como los suyos, otra nariz como la suya, incluso un pequeño hombre mayor que parecía tener las mismas rodillas huesudas que él tenía. Harry estaba mirando a su familia por primera vez en su vida.

Los Potters sonrieron y saludaron a Harry, y él los miró con anhelo, apretando las manos contra el espejo, como si esperara poder atravesarlo y alcanzarlos. Sintió una especie de dolor poderoso en su interior, mitad alegría, mitad terrible tristeza.

4. "Navidad en el Gran Salón"

Harry no había tenido en toda su vida una cena de navidad como aquélla. Un centenar de enormes pavos asados, montañas de papas cocidas y asadas, fuentes de chipolatas, soperas llenas de guisantes con mantequilla, recipientes de plata con ricos jugos de carne y salsa de arándano, y un montón de galletas mágicas esparcidas por toda la mesa.
Estos fantásticos adornos de fiesta no tenían nada que ver con los pobres objetos Muggle que los Dursleys usualmente compraban, ni con sus juguetitos de plásticos o sus endebles gorritos de papel. Harry agarró una galleta mágica con Fred, y no solo estalló, sino que se esfumó explotando como un cañón, envolviéndolos a todos en una nube de humo azul, mientras del interior salía una gorra de contraalmirante y varios ratones blancos vivos...

Después de los pavos, llegaron los pudines de navidad, flameantes. Percy casi se rompe un diente con la hoz de plata que estaba enterrada en el trozo que le tocó. Harry observaba a Hagrid, que se ponía más y más rojo cada vez que pedía más vino, hasta que finalmente besó a la Profesora McGonagall en la mejilla, quién, para sorpresa de Harry, soltó una risilla y se sonrojó, con su sombrero medio torcido.

5. "Llaves Voladoras"

"¡No son pájaros!" Dijo de pronto Harry. "¡Son llaves! Llaves aladas, miren bien. Eso debe significar... "Miró por toda la habitación, mientras los otros dos observaban la bandada de llaves." Sí, ¡miren! ¡Escobas! ¡Tenemos que conseguir la llave de la puerta!
"¡Pero hay cientos de llaves!"

Ron examinó el cerrojo de la puerta.

"La que buscamos es grande, antigua, probablemente de plata, como la manija."

Cada uno se cogió una escoba y se elevó al aire de una patada, planeando entre la nube de llaves. Agarraban y atrapaban, pero las llaves embrujadas se precipitaban y se agitaban tan rápido que era casi imposible atrapar una.

6. "El Auto Encantado"

"Ahí!" Gritó Harry, haciendo que Ron y Hedwig saltaran. "Justo enfrente!"
En lo alto del acantilado que se elevaba sobre el lago, las numerosas torres y atalayas del castillo de Hogwarts se perfilaban contra el oscuro horizonte.

Pero el coche había empezado a dar sacudidas y a perder velocidad.

"Vamos", dijo Ron dándole ánimo y sacudiendo un poco el volante, "ya casi llegamos, por favor."

El motor chirriaba. Del capó empezaron a salir chorritos de vapor. Harry tuvo que agarrarse muy fuerte del borde de su asiento cuando se dirigieron volando hacia el lago.

7. "Tumulto de Duendecillos"

"Está bien. Ahora," Dijo Lockhart en voz alta, "Veamos qué haces con ellos. Y abrió la jaula.
Se armó un pandemónium. Los duendecillos salieron como cohetes hacia todas partes. Dos de ellos agarraron a Neville por las orejas y lo alzaron en el aire. Algunos salieron volando por la ventana, dejando a los de atrás una lluvia de vidrios rotos. El resto se dedicaron a demoler el salón de clase con más eficiencia que un rinoceronte enfurecido. Cogían los tinteros y rociaban toda la clase con tinta, desbarataban los libros y los papeles, rasgaban los cuadros de las paredes, acababan con la papelera, agarraban las bolsas y los libros y los lanzaban por la ventana rota; al cabo de unos minutos, la mitad de la clase se había refugiado debajo de los escritorios y Neville se balanceaba en el candelabro de hierro que colgaba del techo.

8. "Contando los Días"

Puso la tarjeta de Hagrid junto a las de Ron y Hermione, más sonriente que nunca...
Decidiendo que se preocuparía por la forma de Hogsmeade cuando se despertara, Harry volvió a la cama y se estiró para tachar un día más en la tabla que él mismo había hecho para contar los días que faltaban para su regreso a Hogwarts. Luego se quitó las gafas y se acostó, con los ojos abiertos, frente a sus tres tarjetas de cumpleaños. Por más raro que fuera, en ese momento Harry Potter se sentía como cualquier otra persona, contento, por la primera vez en su vida, de que fuera su cumpleaños.

9. "Tres Escobas"

"Les propongo algo", dijo Ron y le rechinaban los dientes. "¿Qué tal si vamos a tomarnos una cerveza de mantequilla a Las tres Escobas?"
A Harry le encantaba la idea, pues estaba venteando mucho y tenía las manos congeladas, así que cruzaron la calle y a los pocos minutos entraron al bar.

Estaba repleto de gente, de ruido, de humo y hacía calor. Una mujer con buen cuerpo y bonita cara servía a un grupo de hechiceros en el bar.

"Esa es la Señora Rosmerta", dijo Ron. "Voy por las bebidas, ¿no?" agregó poniéndose un poco rojo.

Harry y Hermione se dirigieron a la parte de atrás de la sala, donde quedaba una mesita libre entre la ventana y el bonito árbol navideño que estaba junto a la chimenea. Ron volvió cinco minutos más tarde con tres jarras de caliente y espumosa cerveza de mantequilla.

"¡Feliz Navidad!" dijo contento levantando su jarra.

Harry bebió hasta el fondo. Era lo más delicioso que había probado en la vida y parecía reconfortar cada célula de su cuerpo.

10. "La Capa de Invisibilidad"

Harry se acercó sigilosamente a un lado del camino especialmente sucio donde había un viejo charco con lodo verde que apestaba.
¡SPLASHHHH!

A Crabbe y Goyle les llegó algo esta vez. Goyle brincaba furioso en su sitio, tratando de quitarse el barro de sus ojos pequeños y opacos.

"Vino de ese lado" dijo Malfoy, limpiándose la cara y fijando un punto que estaba a unos dos metros a la izquierda de Harry.

Crabbe resbalaba hacia adelante y estiraba sus largos brazos como un zombie. Harry lo esquivó, cogió un palo y se lo lanzó a Crabbe dándole en la espalda. Harry retrocedió con una risita mientras Crabbe hacía una especie de pirueta en el aire, tratanto de ver quién lo había lanzado. Como Ron era el único que Crab podía ver, se dirigió hacia él, pero Harry le hizo zancadilla. Crabbe se tropezó, y su enorme pie plano pisó el borde de la capa de Harry. Éste sintió un gran tirón, y la capa se le resbaló por la cara.

Durante una fracción de segundo, Malfoy lo miró fijamente.

"¡AHHHH!" gritó, señalando la cabeza de Harry. Y se volteó corriendo como alma que lleva el diablo, rumbo abajo de la colina, con Crabbe y Goyle detrás.

Harry se puso la capa de nuevo, pero el daño estaba hecho.

11. "¡Expeliarmo!"

Ron miraba por encima del hombro de Harry. Harry dio media vuelta. El hombre que estaba en la oscuridad cerró la puerta tras ellos de un golpe.
Una masa de pelo sucio y enredado le llegaba a los codos. Si no le hubieran brillado tanto los ojos en las cuencas profundas y oscuras, podría haberse confundido con un cadáver. La piel cerosa estaba tan estirada sobre los huesos de su cara que parecía una calavera. Su sonrisa dejaba ver sus dientes amarillos. Era Sirius Black.

"¡Expeliarmo!" exclamó, señalándolos con la varita de Ron.

Las varitas que llevaban Harry y Hermione les saltaron de las manos. Y dio un paso adelante hacia ellos. Sus ojos miraban fijamente a Harry.

"Pensé que vendrías a ayudar a tu amigo", dijo con voz ronca.

12. "Recate de Sirius"

"Será mejor que te escapes rápido, Sirius", dijo Harry jadeando. "Pueden llegar en cualquier momento al despacho de Flitwick y ver que te has ido."
Buckbeak dio una patada en el suelo, sacudiendo la afilada cabeza.

"¿Qué pasó con el otro chico? Ron" exclamó Sirius.

"Se pondrá bien. Todavía está inconsciente, pero la Señora Pomfrey dice que podrá curarlo. "Rápido, vete!"

Pero Black seguí mirando a Harry.

"¿Cómo podré agradecértelo?"

"¡VETE!" Gritaron Harry y Hermione al mismo tiempo.

Black le dio la vuelta a Buckbeak, poniéndolo de cara al cielo abierto.

"Nos volveremos a ver", dijo. "De verdad, te pareces mucho a tu padre, Harry..."

Apretó a Buckbeak por los lados con sus talones. Harry y Hermione saltaron hacia atrás cuando las enormes alas volvieron a batir... y el Hipogrifo cogió vuelo. Él y su jinete se hicieron cada vez más pequeños conforme Harry los miraba... Luego, una nube pasó ante la luna... y desaparecieron.

13. "Batalla con el Dragón"

"¡Santo Cielo, puede volar!" gritó Bagman entre los gritos de la multitud. "¿Ha visto eso Señor Krum?"
Harry se elevó dando vueltas. El Colacuerno seguía su recorrido, girando la cabeza sobre su largo cuello. De continuar haciéndolo, se iba a marear mucho, y era mejor no abusar o echaría fuego de nuevo.

Harry cayó en picada justo cuando el dragón abría la boca. Pero esta vez tuvo menos suerte. Aunque esquivó las llamas, la cola del animal lo alcanzó y al girar bruscamente hacia la izquierda, una de las púas lo raspó en el hombro rompiéndole la toga.

Sentía que le ardía, podía oír a la multitud gritando y quejándose, pero la herida no parecía profunda.

14. "La Red Dorada"

Harry, que ahora agitaba los brazos como un loco, miró el rostro fantasmal de su padre.
"Tú madre está en camino..." le dijo él en voz baja. "Quiere verte... todo irá bien... espera..."

Y llegó... primero su cabeza, luego su cuerpo... una mujer joven con pelo largo, la forma éterea, la sombra de Lily Potter brotó del extremo de la varita de Valdemort, cayó al suelo y se enderezó como su marido. Se acercó a Harry, mirándolo, y le habló con la misma voz lejana y resonante de los demás, pero en voz baja, para que ni Voldemort, cuyo rostro ahora estaba lívido de terror, ni sus víctimas que merodeaban a su alrededor pudieran oírla.

"Cuando se rompa la conexión, desapareceremos al cabo de unos momentos... pero te daremos tiempo... debes llegar hasta el Traslador, que te llevará de vuelta a Hogwarts... ¿entiendes Harry?"

"Sí", contestó Harry jadeando, esforzándose por sostener su varita, que se le resbalaba entre los dedos.

"Harry..." le susurró la figura de Cedric, "lleva mi cuerpo, ¿sí? Llévales
a mis padres..."

"Lo haré", dijo Harry, con la cara tensa por el esfuerzo de sostener la varita.

"Ya es la hora", susurró la voz de su padre, "prepárate para correr... ahora..."

15. "Duelo de Magos"

"¿No buscas matarme, Dumbledore?", llamó Voldemort, y sus ojos escarlata miraban por encima de su escudo. "Por encima de tal brutalidad, ¿verdad?"
"Los dos sabemos que hay otras formas de destruir a un hombre, Tom", dijo Dumbledore con calma, y siguió caminando hacia Voldemort como si no le temiera a nada en el mundo, como si nada pudiera interrumpir su paseo por el hall. "Simplemente quitarte la vida no me satisface, lo reconozco."

"¡No hay nada peor que la muerte, Dumbledore!", gruñó Voldemort.

"Estás muy equivocado", dijo Dumbledore, mientras seguía acercándose a Voldemort y hablaba tan a la ligera como si estuvieran discutiendo de algún asunto con unos tragos. Harry sintió miedo al ver que seguía caminando, indefenso, sin escudo. Quiso advertirlo a gritos, pero el guardia sin cabeza se lo llevó hacia atrás contra la pared, impidiéndole cualquier intento por salir detrás de él. "De hecho, esa incapacidad para comprender que hay cosas mucho peores que la muerte siempre ha sido tu mayor debilidad."

Otro chorro de luz verde voló desde atrás del escudo de plata. Esta vez fue el centauro armado que galopaba frente a Dumbledore el que recibió el ataque y se desintegró en mil pedazos. Pero antes de que los fragmentos llegaran al piso, Dumbledore recuperó su varita y la agitó como si blandiera un látigo. Una larga y delgada llama voló desde la punta, envolviéndose al rededor de Voldemort, con escudo y todo. Por un momento, parecía que Dumbledore había ganado. Pero luego la cuerda ardiente se convirtió en una serpiente, que renunció a agarrar a Voldemort y se volteó, silbando con furia, para enfrentar a Dumbledore.

16. "El Castillo de Hogwarts"

"Las historias que más amamos viven en nosotros para siempre.Así que, cuando vuelvas o por las páginas o por la gran pantalla, Hogwarts estará siempre ahí para darte la bienvenida a casa."J.K. Rowling