A los 18: Tus amigos son los mejores amigos para siempre, sin duda alguna.
A los 25: Has perdido algunos en el camino pero tienes a por lo menos 10 personas con quien salir a bailar.
A los 30: Los cuentas con los dedos de una mano pero son prácticamente como familia.
2.
La relación con tu cuerpo:
A los 18: Puedes comer de todo sin preocuparte mucho.
A los 25: Estás en tu mejor momento pero aún no lo sabes.
A los 30: Tenían razón, todo se empieza a caer.
A los 18: No puedes esperar a terminar de estudiar para trabajar.
A los 25: Empiezas a entender que tipo de carrera quieres.
A los 30: Es donde pasas la mayoría de tu tiempo. Incluyendo los fines de semana.
4.
La relación con el sexo opuesto:
A los 18: Todavía crees en el amor para siempre.
A los 25: Te han roto el corazón por lo menos una vez.
A los 30: ¿Amor? ¿Qué amor? Sólo quieres a alguien para superar el invierno.
A los 18: Vas donde vayan tus amigos y duermes en... bueno, cualquier lugar.
A los 25: Quieres explorar las grandes maravillas del mundo y todo tiene que ser una aventura.
A los 30: Necesitas una playa, un cómodo hotel y un mojito en mano.
A los 18: Tienes toda la energía del mundo para hacerlo.
A los 25: Lo haces para verte bien.
A los 30: Pagas una membresía al gimnasio aunque hayan pasado 2 años desde la última vez que fuiste.
A los 18: Todavía vives con tus padres y tu cuarto es tu escondite del mundo.
A los 25: Vives con tu mejor amigo y comparten comida china los domingos.
A los 30: Puedes correr desnudo por tu apartamento sin que nadie se horrorice.
8.
Tu relación con bebés:
A los 25: Tus amigos comienzan a tener bebitos y tu no quieres saber nada con tener uno propio.
A los 30: El reloj biologico no se calla ni por un segundo.
A los 18: Cuanto más, mejor.
A los 25: Te emborrachas en ocasiones especiales.
A los 30: Es tu mejor amigo.
10.
La relación con tus padres:
A los 18: Peleas con ellos todo el tiempo. Es que no te entienden.
A los 25: Los llamas antes de cualquier decisión importante.
A los 30: Te has convertido en ellos.