Ir directo al contenido

    Así se ve el barrio marginal más alto del mundo

    Una mirada íntima a las vidas de 3000 personas que viven en la "Torre de David" de Caracas.

    La torre presume de un helipuerto, de espectaculares vistas a la cordillera Ávila y de amplios balcones para hacer parrilladas los fines de semana.

    Pero no se trata de un hotel cinco estrellas o un complejo de apartamentos de lujo: es un barrio pobre, probablemente el más alto en el mundo.

    Originalmente, el edificio iba a ser un nuevo y resplandeciente centro financiero, pero el proyecto fue abandonado en 1994 después de la muerte de su promotor inmobiliario —el banquero y criador de caballos David Brillembourg— y del colapso del sector financiero.

    En 2007, el enorme esqueleto de concreto fue ocupado por invasores.

    El gobierno socialista de Hugo Chávez, quien era en ese entonces presidente, hizo la vista gorda, y ahora cerca de 3000 personas llaman a la torre su hogar.

    Los residentes lo consideran como un lugar seguro de la violencia y de la lucha territorial que deteriora los barrios en las calles de la capital.

    El fotógrafo Jorge Silva tomó estas fotos en febrero.

    En el blog de Reuters, Silva escribe: "La torre es un ejemplo físico de los problemas más grandes que afronta la sociedad venezolana: una gran escasez de vivienda y una crisis de seguridad".

    Sus primeros intentos de documentar la vida de las personas en 2007 no tuvieron éxito, porque los residentes se volvieron hostiles a los medios de comunicación tras la publicación de una crítica sobre ellos.

    El barrio todavía atrae titulares hostiles y apareció en un episodio de Homeland como una guarida de secuestradores.

    Silva escribe: "Mi intención no era seguir el mismo camino que estos titulares. Quería, sobre todo, crear un retrato de las vidas de las miles de personas que llaman a este lugar su hogar y quienes se enfrentan a conflictos y a peligros todos los días".

    "Quería documentar sin juzgar".

    Silva dice que percibió un fuerte sentido de comunidad en la torre.

    "En el interior de los largos vestíbulos del edificio hay almacenes, tiendas de ropa, salones de belleza y guarderías".

    Y en una ocasión, un residente le dijo a Silva que él pensaba que ellos eran "los más ricos de los pobres".