Este fin de semana fue histórico para Estados Unidos.
Los principales aeropuertos de todo Estados Unidos, se convirtieron en el epicentro de las protestas contra esta medida.
Uno de los actos más significativos fue la de los taxistas en Nueva York.
Ante esto, Uber aprovechó la oportunidad y canceló su tarifa dinámica. Ellos sí iban a recoger a los pasajeros.
A los pocos minutos, miles de personas los acusaron de rompehuelgas y esquiroles... por decir lo menos.
Por si fuera poco, Travis Kalanick, CEO de Uber, aceptó que aceptó asesorar al presidente norteamericano, Donald Trump.
Admitió esto en un correo para los empleados de Uber que después publicó en Facebook, donde explica que asesora al presidente para "hacer una diferencia" y "defender lo que es correcto."
En el mismo mensaje prometió identificar a los empleados de Uber afectados por esta medida y compensarlos económicamente por los tres meses que se quedarán sin trabajo.
A pesar de sus razones, la gente en Estados Unidos llamó a un boicot al servicio de transporte con el hashtag #DeleteUber.
... La iniciativa ha sido retomada en casi todo el mundo, incluyendo a México.
Muchos de estos mensajes en línea venían acompañados de un screenshot donde los usuarios borraban la aplicación.
¿Será que asesorar al presidente es razón suficiente para merecer un boicot?
Y aunque Uber nunca se manifestó a favor de la orden ejecutiva de Donald Trump, en la mente de sus detractores ya son parte del mismo bando.
Mucha gente aprovechó el movimiento para proponer alternativas.
Servicios y aplicaciones alejados de este alboroto político.
Peeeero, no tan rápido. Este asunto no es tan sencillo como parece.
Esa es la cosa con la interdependencia económica, no hay buenos ni malos, sólo intereses en común.