Hablemos del horror de la primera experiencia laboral.
Nos referimos a ese primer empleo "formal" que da inicio a una carrera profesional. Ese trabajo con el que nos encariñamos por ser el primero, que nos hace sentir adultos independientes y por el que nos ponemos "la camiseta" para que vean que sí estamos "comprometidos".
Y ahí estamos, aguantando de todo, porque pues "qué vergüenza" renunciar al primer trabajo, ¿verdad?