Una profesora de Harvard acaba de decir que el aceite de coco es “veneno puro” por si eres de los que se lo pone a todo

    La información acerca de sus supuestos beneficios ha sido muy engañosa.

    En una conferencia en línea que se ha vuelto viral, la profesora Karin Michaels, una investigadora de epidemiología de la Escuela de Salud Pública T. H. Chan de Harvard, se refirió al aceite de coco como "una de las peores cosas que puedes comer".

    Michaels también dijo que la sustancia era tan buena para la salud como el "veneno puro".

    La conferencia, titulada "El aceite de coco y otros errores nutricionales", tuvo lugar en la Universidad de Friburgo, Alemania.

    Michaels basó sus declaraciones en el alto nivel de grasas saturadas del aceite de coco, el cual eleva los niveles de colesterol en la sangre y aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

    Las declaraciones de la conferencia de Michaels podrían ser un shock para muchas personas que creen en los beneficios para la salud del aceite de coco, el cual se ha convertido en una incorporación de moda en las dietas occidentales en años recientes.

    Incontables recetas con aceite de coco recomiendan agregarlo a batidos, revueltos, caldos, productos horneados y café.

    Numerosas listas en internet promocionan los supuestos beneficios para la salud del aceite de coco, como ayudar a reducir el apetito, el colesterol e incrementar la quema de grasas.

    Si bien su popularidad disminuyó en años recientes tras un pico de consumo en 2012 en Australia, la noción de que el aceite de coco es un complemento saludable para las dietas parece haber persistido.

    Pues bien, ¿qué dicen los estudios acerca del aceite de coco?

    El aceite tiene un alto contenido de ácidos grasos saturados (92%) y ha sido clasificado por organizaciones alimenticias como una fuente de grasas saturadas que solo debe consumirse en bajos niveles dentro de una dieta, al igual que la manteca, el aceite de palma y las grasas animales.

    El año pasado, la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) publicó un informe sobre grasas alimenticias donde se descubrió que, pese a que el 72% de los estadounidenses considera que el aceite de coco es un "alimento saludable", no hay suficientes efectos positivos para contrarrestar los efectos negativos de su utilización.

    El informe de la AHA concluye: "Recomendamos no utilizar aceite de coco".

    La nutricionista Catherine Saxelby contó a BuzzFeed News que no se ha descubierto que el aceite de coco tenga ningún beneficio en comparación con otras fuentes de grasas.

    "No tiene vitaminas ni minerales y fitoquímicos útiles... el aceite de oliva extra virgen sí los tiene y el aceite de girasol tiene un muy alto contenido de vitamina E, pero el [aceite de] coco no tiene ningún beneficio obvio para la salud hasta donde yo puedo ver".

    Si bien algunos artículos de salud populares en internet han dicho a los lectores que el aceite de coco no eleva considerablemente el colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL), esto contradice los estudios.

    El LDL ha sido ampliamente reconocido como el colesterol "malo" que se acumula en las paredes de las arterias e incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares y ataques cardíacos.

    El informe de la AHA descubrió siete pruebas controladas que evaluaron los niveles de colesterol, y en seis de esas pruebas se vio un aumento significativo del colesterol LDL luego de consumir aceite de coco.

    Las pruebas mostraron que el aceite de coco elevaba los niveles de LDL de forma considerable en comparación con el aceite de oliva, pero no tanto como la manteca.

    La Fundación del Corazón de Nueva Zelanda arribó a la misma conclusión en 2014 y afirmó que "nada en los estudios contradice el hecho de que actúa como una grasa saturada y que eleva el colesterol total, el colesterol LDL y el colesterol HDL".

    Entonces, ¿por qué seguimos escuchando que ayuda a la gente a perder peso?

    La afirmación de que el aceite de coco ayuda a perder peso parece haber sido producto de mezclar resultados de estudios sobre el aceite de coco con resultados de estudios acerca de un producto derivado de él: los triglicéridos de cadena media (TCM).

    El aceite de TCM es un producto semi sintético que fue lanzado al mercado en los 60 para ayudar a alimentar a las personas malnutridas debido a su solubilidad en agua y rápida absorción en el cuerpo.

    Se crea aislando los TCM del aceite de coco o aceite de palma y ha tenido algo de éxito en lo que se refiere a pérdida de peso en humanos (aunque debido a la alta dosis necesaria, no es reconocido como un tratamiento factible).

    Si bien el aceite de coco y el aceite TCM comparten ciertos ácidos, su composición no es lo suficientemente similar como para extrapolar resultados de las pruebas con TCM.

    El informe de la Fundación del Corazón de Nueva Zelanda concluye que "por lo tanto, [el aceite de coco] debe ser juzgado en base a sus propios méritos en rigurosos estudios en humanos".

    En 2011, una prueba en la que utilizaron aceite de coco virgen sí registró una reducción estadísticamente significativa en la cintura de hombres que consumieron 30 ml de aceite por día, pero era un estudio no controlado que no registró ningún cambio adicional en la dieta durante el período del estudio.

    Bien, ahora hablemos de aceite de coco y poblaciones indígenas.

    La idea de que el aceite de coco es saludable para las dietas tiene su origen en estudios sobre poblaciones indígenas que muestran bajos niveles de enfermedades cardiovasculares y apuntan a altos niveles de consumo de cocos.

    Estos estudios comenzaron durante los años 60 y analizaron poblaciones de la Polinesia y la Melanesia como ejemplos de este fenómeno.

    Sin embargo, esta investigación epidemiológica no debería ser utilizada como evidencia de los beneficios del aceite de coco porque, en primer lugar, el aceite de coco es un subproduto relativamente reciente y estas poblaciones subsisten de la pulpa de los cocos y de la crema que exprimen de estos.

    En segundo lugar, estas poblaciones no solían comer alimentos procesados y consumían una dieta alta en frutas y vegetales, siendo los pescados su principal fuente de proteínas.

    En 2016, una revisión de los estudios acerca del aceite de coco realizada por la revista Nutrition Reviews indicó que "los participantes originales del estudio en Kitava [isla en Papúa Nueva Guinea] tenían un estilo de vida activo sin influencias importantes de una dieta occidental.

    "Esto contrasta con el consumo de aceite de coco en una dieta occidental típica, la cual contiene más alimentos procesados, menos pescado, menos frutas y vegetales y más grasas saturadas que lo recomendado en las pautas alimenticias".

    La Fundación del Corazón de Nueva Zelanda también indica que, en oposición a los estudios realizados sobre las poblaciones de la Polinesia y la Melanesia, los estudios sobre la población en Sri Lanka (donde el coco también es una fuente principal de grasa alimenticia) muestran un índice relativamente alto de enfermedad coronaria.

    La fundación indica que estos estudios sobre poblaciones indígenas son "estudios observacionales" que "no pueden demostrar causalidad y son propensos a generar confusión".

    Saxelby cree que estos estudios han sido engañosos; "No creo que haya ningún beneficio para la salud, creo que se ha transmitido una imagen completamente falsa de la grasa de coco. No es el alimento completo, no es lo mismo que comer un coco entero, cosa que se puede hacer".

    Este post fue traducido del inglés.