32 cosas que te ayudarán si no estás al 100% los 365 días del año

Sé egoísta.

1. Sé egoísta.

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A menudo la cotidianidad y las rutinas nos llevan a lugares en los que no queremos estar. Ser egoísta, en su justa medida, no es negativo. Piensa qué te apetece hacer y qué no. Toma decisiones pensando exclusivamente en ti. Y no te sientas en la obligación de hacer planes por compromiso que en realidad no te apetece hacer. Pospón, cancela, di no. Y no te sientas culpable por ello. No siempre podemos estar al 100%.

2. Organiza y ordena tu casa.

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El caos lleva al caos. Y es muy fácil caer en el desorden cuando estás en días bajos. Sin embargo, no es nada recomendable. Numerosos estudios hablan de los beneficios de la organización del hogar: ayudan a reducir los niveles de estrés y ansiedad y, como nota importante, ordenar tu habitación puede ayudarte a dormir mejor.

3. Date una buena ducha.

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Una ducha puede ayudar a relajarte o puede darte un chute de energia tan instantánteo como necesario. Todo se ve mejor después de una ducha.

4. Haz algo bonito por alguien.

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Como dedicar un cumplido, comprar un par de entradas para la película que esa persona quiere ver, comprar flores o invitar a café y un trozo de tarta. No esperes nada a cambio. Hazlo porque sí.

5. Cocina para ti.

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Puede que en tu trabajo tengas muchos proyectos abiertos y en tu vida muchas relaciones inconclusas, lo bueno de la cocina es que puedes hacer algo para ti que te da un resultado y una gratificación casi instantánea. Es un miniproyecto con principio y final, que te hará prestar atención a cada paso y cuyo resultado es delicioso.

6. Llama a tu mejor amigo.

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A veces lo único que se necesita es tener a una persona que te quiere y te entiende a pesar de todo para desahogarte y sentirte mejor. Si no puedes hacerlo en persona, media hora al teléfono puede ser igual de terapéutico.

7. Toma distancia de las redes sociales.

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Pasarte una tarde entera haciendo scroll en Facebook e Instagram, por desidia o aburrimiento, viendo los planes de los demás puede crearte FOMO (el miedo a estar perdiéndote cosas). Las redes sociales son una herramienta estupenda para socializar y compartir aquello que te gusta con tus amigos, pero en tus días chungos puedes entrar en un bucle de cotilleo negativo quedándote con la sensación de que cualquiera es más feliz que tú. Toma distancia y no pierdas el rumbo: piensa que en redes sociales construímos una ficción que tiende a mostrar su cara más positiva y que, con toda probabilidad, cuando tú compartías tus fotos veraneando en Lanzarote también habría una persona al otro lado pensando que su vida es una basura.

8. Pierde el tiempo en Internet: pero en la parte bonita de Internet.

Internet puede ser tu aliado para ayudarte a sentirte mejor porque está plagado de gatos haciendo el mal, gente cayéndose y niños probando limones. No puede hacerte daño perder 20 minutos viendo a los gatos más cabrones del planeta.

9. Cambia las sábanas.

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¿Y lo agradable que es meterte en la cama y que huela a suavizante?

10. Escucha ese temazo.

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Resulta que cuando nos gusta una canción nuestro cerebro activa las zonas de placer, por eso, cuando una canción nos gusta mucho ya con escuchar los primeros acordes tu cerebro empieza a fliparse. Prueba las sugerencias y los artistas relacionados que te recomiende Spotify o alguna herramienta similar: quizás te pases la tarde descubriendo a un nuevo artista que hace que tu cerebro se vuelva loco.

11. Completa una de esas tareas que llevas aplazando un tiempo.

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Pagar facturas, pedir hora en el médico, hacerte unos análisis de sangre, ir al supermercado, colgar unos cuadros, enmarcar unas fotos o devolver la película 'Cazafantasmas' a ese videoclub que cerró en 1999. Completar una tarea que llevabas tiempo postergando te hará sentir capaz de hacer otras tareas más complicadas.

12. Pídete un día libre en el trabajo y haz de turista en tu propia ciudad.

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Seguro que hay una exposición a la que le tienes ganas pero para la que siempre te falta tiempo, un parque que todavía no conoces o un restaurante al que siempre quieres ir pero que los fines de semana nunca tiene mesa. Un día libre puede ser tu solución. Despéjate. Turistea.

13. Haz un poco de ejercicio.

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Si estás en un gimnasio, ve a hacer algo. Si no, tienes tablas de ejercicios en Youtube que te harán sudar durante quince minutos y sentirte Eva Nasarre. Si nada de esto te convence, vete a dar un paseo largo a buen ritmo. El ejercicio provoca que tu cerebro libere endorfinas... y eso te hará sentir mejor.

14. Pasa una tarde leyendo un libro.

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Como apuntaban en un artículo en The New Yorker, leer tiene beneficios terapéuticos, solo tienes que encontrar el libro adecuado: a lo largo de la historia se han escrito tantos libros sobre tantas temáticas que es imposible que no encuentres una, o un personaje dentro de esta, que no entienda lo que ahora mismo estás pasando.

Si no estás en una fase tan introspectiva, pierde una tarde leyendo algo más ligero como novela negra o chick lit.

15. Abraza o juega con tu mascota.

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Si tienes mascota, claro. Si no siempre puedes acompañar a un amigo a pasear a su perro o irte a casa de algún colega que tenga gato.

16. Ponte un documental sobre un tema del que no tienes ni idea y aprende algo nuevo.

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Nunca sabes cuándo podría servirte de algo.

17. Regálate un capricho acorde a tus posibilidades económicas.

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Como un muñeco de tres euros de Tigger para tu casa, un paquete de chucherías como las que comías en tu infancia o una tarde de spa y masaje, pero invierte dinero en algo completamente innecesario que sea solo para ti.

18. Organiza un plan distinto.

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Desde una escapada de fin de semana, un viaje para el próximo verano o un día de campo con tus amigos.

19. Pasa algo de tiempo con tu familia.

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A veces volver al seno familiar y pasar tiempo con tus padres, hermanos, hijos o abuelos puede ser una forma de olvidarte temporalmente de tus preocupaciones diarias. La familia tiene la facultad de que, en días bajos, puede hacer que vuelvas a sentirte niño. Es bueno reconectar con tus raices.

20. Haz algo espontáneo.

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Aquí no puedo ponerte ejemplos de qué hacer porque dejaría de ser espontáneo. Tú sabrás.

21. Ponte ese conjunto que te flipa y que sabes que te queda fetén.

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Es decir, arréglate para ti y siéntete a gusto con tu físico.

22. Come sano.

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No caigas en el pozo de la comida precocinada y los take away.

23. Escribe lo que te sucede.

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La mejor forma de entenderte y sacar todo lo que llevas dentro es ponerlo por escrito: darle un orden a tus ideas te ayudará no solo a desahogarte, también a comprobar qué valor darle a cada problema puesto que los verás con mayor claridad.

24. Vuelve a ver esa película que te flipaba cuando eras pequeño.

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Seguro que te genera las mismas sensaciones.

25. Córtate el pelo.

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Puede ser un gran cambio en tu vida.

26. Baila.

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¿Recuerdas lo feliz que eres a los 7 años haciendo coreografías de las Spice Girls en tu cuarto? Vale, ahora eres una persona adulta... pero no tiene nada de malo ponerte ese temazo que hace que te vengas arriba y mover el culo ahora que no mira nadie.

27. Prioriza y descubre qué es importante para ti.

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El ritmo y el estrés del día a día provoca que le demos la misma importancia a todos los problemas y contratiempos que nos caen encima: párate y piensa en lo que de verdad importa. Hay problemas por los que no merece la pena enfadarse.

28. Mira viejas fotos, lee cartas antiguas, recupera tu agenda del colegio.

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Quizás te mueras de la vergüenza ajena, pero seguro que pasarás un buen rato.

29. Sueña despierto.

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O como me gusta llamarlo: tómate unas minivacaciones mentales.

30. Déjalo ir.

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No se puede cambiar el pasado. No te lamentes de errores que ya no puedes solucionar. Perdona y déjalo ir.

31. Escribe a esa persona de la que siempre quieres saber pero nunca encuentras tiempo.

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Como a tu mejor amiga del Erasmus, a tu colega de la universidad o a tu ex compi de curro al que tanto te apetece volver a ver. Reconecta.

32. Sobre todo, permítete estar triste.

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En el libro 'Historia de la muerte en Occidente: desde la Edad Media hasta nuestros días' el historiador francés Philippe Ariès explica un detalle bastante curioso: cuando a partir de 1940 la muerte dejó de ser otra parte natural de la vida, gracias a los avances de la medicina y el principio del fin de las guerras europeas, tanto las defunciones como el duelo posterior empezaron a relegarse a un segundo plano dando paso, tanto en Europa como en Estados Unidos y Canadá, a una celebración constante de la vida mediante la cultura del ocio y la actitud joie de vivre.

Por muerte podemos entender también todos los sentimientos y estados de ánimo negativos que, en nuestra sociedad actual, solemos esconder bajo la alfombra mediante sonrisas de cortesía y constantes "bien, ¿y tú?". Estar triste no es malo. Y de hecho, es algo natrual.

No te regodees en tus tristeza, pero tampoco la niegues ni la evites. Lo mejor que puedes hacer es escucharte y entender de dónde viene... solo así podrás controlar, en mayor o menos medida, hacia dónde va. Todos tenemos derecho a nuestras épocas de mierda.