Abrí mi casa a otras mujeres porque ningún lugar es seguro para nosotras en México

    Creamos #MiCasaEsTuCasaHermana, porque no tenemos otra opción más que cuidarnos entre nosotras.

    A las 8:00 PM recibo una llamada de mi mejor amiga, con la que acabo de hablar. "No me cuelgues, esta no es una llamada para platicar, me vienen siguiendo cuatro hombres y quiero que vean que tengo mi celular para avisarte si me pasa algo. Tengo miedo. No me cuelgues, ¿será buena idea?, ¿corro? No me cuelgues".

    "No me cuelgues, cuatro hombres me vienen siguiendo, no me cuelgues"

    No cuelgo. Hablamos. Se corta la llamada. Vuelvo a marcarle y responde el buzón. Diez minutos. Veinte. Varias llamadas. Terror. "Ya llegué", las dos palabras que necesito escuchar de mis amigas para recuperar el aire.

    Mi amiga llegó a casa porque corrió y tuvo suerte. La acosaron y le gritaron, pero no intentaron alcanzarla. "Prefiero que me maten, a que me violen", me dijo.

    Mara Castilla salió de un bar y pidió un Cabify para llegar a su casa, con la certeza de que, después de unos minutos, estaría segura. Pero no lo logró. Tampoco Lesvy pudo volver a casa, ni la pequeña Valeria, ni Alessa, ni Victoria. Algunas iban caminando, otras en transporte público, con sus parejas y con desconocidos. Lo único que tenían en común es que eran mujeres en un país en el que matan a seis mujeres al día. A nosotras, sus asesinatos no sólo nos causan indignación y rabia, nos dan terror. Sabemos que no hay nada que nos excluya de ser la próxima muerta.

    Nos han dicho que si teníamos dinero, podíamos pagar una aplicación para llegar en auto seguras a casa. Nos dijeron que si no salíamos y no tomábamos, nada nos iba a pasar. Nos dijeron que si nunca usábamos falda, los agresores no se iban a acercar. Que el gobierno mexicano estaba trabajando duro para protegernos de la violencia de género. Pero que, si todo esto fallaba, era nuestra culpa.

     #MiCasaEsTuCasaHermana surgió del terror, pero también del amor

    Pareciera que nos quitaron el derecho a salir de noche, a bailar, a ir a visitar a nuestras amigas y a decir que no. Sí, nos arrebataron muchas cosas, pero hay algo que no lograron quitarnos: los afectos, el cariño que, en tiempos de angustia, hemos cultivado. #MiCasaEsTuCasaHermana surgió del terror, pero también del amor.
    Hace unos años, una chica de Veracruz, a quien solo conocía por redes, me pidió asilo porque iba a estar en la CDMX para abortar. Tuve miedo, pero decidí confiar y la recibí. Años después, ella me acogió en su departamento cuando un tipo me abandonó en la calle de una ciudad que no conocía, porque le dije que no quería estar con él. Una vez, alojé a una chica que tenía miedo de volver a su casa porque su novio la violentaba, y otra vez, una mujer me dejó dormir en su sillón porque no tenía dinero para volver a mi ciudad.


    Desde siempre, las mujeres hemos tejido redes para protegernos, pero decidí crear el hashtag #MiCasaEsTuCasaHermana como un llamado de emergencia para organizarnos. Como una declaración: no estamos solas y nos vamos a cuidar entre nosotras. Vamos a crear espacios seguros, empáticos y cálidos, lejos de la violencia.

    No soy la única que abrió su casa para recibir a otras; en redes sociales, grupos de mujeres de varios estados se están organizando para monitorear sus viajes, ofrecer hospedajes y ayudarse a llegar a casa en sus autos. Si quieres ser parte de #MiCasaEsTuCasaHermana, estos consejos te pueden servir:

    - Busca el hashtag #MiCasaEsTuCasaHermana y detecta amigas cercanas o conocidas que estén interesadas en la iniciativa.
    - Crea un grupo privado con ellas, en el que cada integrante sea conocida por al menos cinco de ustedes.
    - No acepten desconocidas.
    - Si quieren pedir hospedaje o un aventón, háganlo en publicaciones que puedan ver todas las integrantes (no en mensajes privados) para que todas estén enteradas de su paradero todo el tiempo.
    - No publiquen su dirección fuera del grupo privado.
    - Antes de aceptar a alguien en tu casa, busca al menos tres referencias de ella entre tus amigas cercanas.
    - Monitoreen todo: hora de llegada, dirección y salida.


    No nos sirven los silbatos "contra el acoso", ni las aplicaciones que nos revictimizan, no nos funcionan las campañas en las que sólo somos "la hija, la esposa y la mamá" de alguien. Exigimos vivir seguras y vamos a seguir haciéndolo, pero no nos vamos a sentar a esperar resultados. Vamos a tejer redes amorosas. Vamos a acompañarnos cuando todo lo demás esté en nuestra contra. Nos vendieron esa falsa idea de que las mujeres somos nuestras peores enemigas, pero ya nos dimos cuenta de que no era cierto: somos hermanas.