Estos jóvenes tomaron su escuela para exigir un alto a la violencia que viven a diario

    La violación de una estudiante cerca del plantel, el asalto con pistola a un joven y el apuñalamiento a otro son algunos episodios de violencia con los que los alumnos del Bachilleres 4 deben lidiar.

    Todos los días los alumnos del Bachilleres 4 Lázaro Cárdenas al entrar a clases son recibidos con una pancarta que los advierte sobre el riesgo de ser asaltados con pistolas.

    “Alerta, se han reportado asaltos con arma de fuego, tomen precauciones, no caminen solos, formen grupos mayores a 10 personas”, señala el toldo colgado en la parte más alta de la entrada. Nadie se escapa de ver de este recordatorio que, en pocas palabras, culpa a los propios alumnos de ser víctimas de un asalto si caminan solos.

    El plantel se ubica en la unidad Infonavit Culhuacán, en la delegación Coyoacán, al sur de la Ciudad de México. Está rodeado por las colonias Emiliano Zapata, Culhuacán CTM Piloto y Carmen Serdán. Las tres son señaladas por los alumnos como vecindarios con alto índice delictivo, y las notas de prensa lo verifican: asaltos, violaciones y asesinatos.

    Delitos que los jóvenes de este bachillerato han tenido que vivir en carne propia. Cuentan la historia de una joven de primer semestre que fue violada cuando estaba por llegar a la escuela a las 7 de la mañana, el caso de un compañero que fue acuchillado dentro del plantel por un presunto porro y el reciente asalto armado de otro alumno en las calles aledañas. La delegación Coyoacán presenta un índice de 102.8 delitos de alto impacto por cada 100,000 habitantes.

    Cansados de vivir con miedo, el 11 de septiembre un grupo de jóvenes de entre 18 y 22 años tomó el Bachilleres 4 hasta que existan medidas de seguridad que les permitan concentrarse únicamente en estudiar. Se contagiaron del movimiento estudiantil que lidera los estudiantes de la UNAM y los Colegios de Ciencias y Humanidades (CCH) contra la violencia que también hay dentro y fuera de sus planteles.

    Rafael es estudiante de quinto semestre, tiene 18 años, y es parte del comité estudiantil de este "Bacho", como le dicen los alumnos a la red del Colegio de Bachilleres de la Ciudad de México. El joven Asegura que los Bachilleres carecen de prestigio académico como la UNAM y justifica en ello el abandono que viven.

    En su pliego petitorio exigen vigilancia en calles aledañas, guardias más capacitados, que se niegue la entrada a personas ajenas, más cámaras de seguridad y horarios más seguros para los dos turnos. Así como la reparación de los edificios dañados tras el sismo del 19 de septiembre de 2017, una cafetería con precios accesibles y alimentos cocinados con higiene.

    Ésta es una más de las escuelas de nivel medio superior de la Ciudad de México que tuvieron que aprender a convivir con grupos porriles. Rafael asegura que hace dos semestres ocurrió un ataque de este tipo que dejó a varios estudiantes heridos por petardos y el patio lleno de sangre.

    "Vinieron hace un año porros de otro Bachilleres y arrasaron con todo lo que hubiera enfrente, hubo alumnos heridos por petardos, golpeados fuera y dentro del plantel", recuerda.

    Los porros, según este alumno, intimidan a los de primer semestre y les piden una cuota de dinero o sus celulares y cargadores a cambio.

    Además, desde que ocurrió el sismo del 19S, el edificio en el que se impartían talleres artísticos quedó inhabitable y su acceso únicamente fue tapado con bloques de madera. Las clases de ese inmueble se dan ahora en los patios.

    Toda esta serie de problemas movilizaron a los estudiantes a realizar el pliego petitorio y entregárselo a la directora, con quien tenían intenciones de dialogar. Excepto que el día que tomaron la institución, afirman los jóvenes, Alfaro Pérez puso candados en todas las entradas del inmueble y prácticamente encerró a los alumnos una noche. También señalan que algunos maestros amenazaron a los estudiantes con reprobarlos si participaban activamente en el paro.

    Cuando los jóvenes le externaron a la directora su inquietud por la falta de seguridad, ella les enseñó cartas fechadas en julio dirigidas a la Secretaría de Seguridad Pública de la CDMX que no correspondían con la actualidad. Un jefe de la policía local les comunicó a los muchachos que su escuela ya estaba incluida en el Proyecto Sendero Seguro, que busca resguardar a los estudiantes en su trayecto a la escuela, pero Alfaro Pérez no se los había dicho.

    "Nos mienten mucho y se nos ha quitado el derecho de pedir asesoría legal. Desconocemos por qué, ellos traen a sus abogados, pero en el momento en que nosotros decidimos meter a un asesor, no le permitieron el acceso y se nos dijo que no íbamos a hablar hasta que el asesor se saliera. Quieren que nos quedemos ignorantes", expresó Sharon, quien tiene 18 años y va en quinto semestre.

    El apoyo de los padres y madres de estos estudiantes ha sido crucial, pues a pesar de que la directora intentó convencerlos de que recogieran a sus hijos y se levantara el paro, han sido ellos quienes llevan víveres y dinero para que los jóvenes sigan su protesta.

    Incluso, la madre de una alumna que vive en la colonia Emiliano Zapata ayudó a identificar a uno de los asaltantes que ha atacado a estudiantes del Bachilleres 4 y ella misma colocó un cartel con su fotografía en las rejas de la escuela, en el que se advierte de la liberación de este sujeto.

    En el Bachilleres 4 están inscritos 7 mil estudiantes, el comité estudiantil asegura que la mayoría usa el transporte público pero no hay una ruta directa que los deje afuera. Vienen de todas partes de la ciudad y del Estado de México: Tláhuac, Ciudad Satélite, Aeropuerto, Centro, Santa Fe, Picacho y Xochimilco por mencionar algunas.

    "Queremos policías que realmente estén caminando, rondando y cuidando. Ver patrullas, ¿de qué nos sirve tener dos policías si están parados?", dijo Jorge, de 18 años, y quien también forma parte del comité.

    Cuando Buzzfeed News México asistió al Bachilleres 4, una patrulla y tres oficiales estaban afuera de la escuela.

    "Estamos muy cansados de todo lo que ha pasado en el país, hemos estado muy reprimidos, controlados, no hemos tenido condiciones favorables de seguridad", sostuvo Jorge.

    La entrada del Bachilleres 4 está tapizado de carteles que señalan esta serie de problemas.

    "Yo pido seguridad y puedo hablar porque un buen estudiante nunca callará", "El paro nos da lo que la directora nos niega", "¿Qué culpa tenemos los estudiantes de que la calle, el gobierno y los directivos sea un desorden?" y "¡No estoy dejando de estudiar, estoy aprendiendo a luchar por mis derechos!", son algunas de las frases escritas en las pancartas.

    Los alumnos aseguran que la mayoría de los profesores los apoyan en cuanto a sus peticiones y mencionan al subdirector Ángel Antonio Pérez como un actor clave que, incluso, se ha quedado con ellos a dormir en los paros, pero también hablan de otro grupo de académicos que los ha intimidado.

    “A una compañera el día (del paro) le rompieron un examen en la cara, uno de los maestros y le dijo que ella y su grupo estaban reprobados. Otro maestro a un integrante del comité estudiantil se le puso en un tono amenazante. Esas no son actitudes", añadió Rafael.

    Buzzfeed News México buscó la parte de las autoridades educativas. La directora del Bachilleres 4 respondió que sí tenía una postura pero que la daría a través de un correo electrónico del que no hemos obtenido respuesta.

    El sitio oficial del Colegio de Bachilleres emitió un comunicado en el que señalan que atendieron las peticiones de los estudiantes y que el paro "afecta a la comunidad estudiantil, considerando los tiempos ajustados del semestre en curso".