La escasez de agua en la CDMX obligó a estas mujeres a crear el colectivo Guardianas del Agua

    Vecinas de los Pedregales del sur de la ciudad se organizaron para luchar contra las autoridades por condicionar el derecho al agua a cambio de apoyo político.

    Sentadas en la barda de una fuente seca de la Plazuela de la Solidaridad, que conecta las colonias Santa Úrsula, Ajusco y Ruiz Cortines, se encuentran cada sábado las Guardianas del Agua. Es la parte más alta de los Pedregales de la Ciudad, un lugar en el que la escasez de agua es la regla.

    Se llaman así porque la periodista Sindy Nanclares, de El País, las bautizó después de presenciar su labor protegiendo el agua, un recurso que según ellas mismas ya se usa como arma política en la Ciudad de México. Las Guardianas del Agua son cerca de 15 mujeres cuyo promedio de edad es de 60 años; todas son vecinas de esas tres colonias del sur de la ciudad.

    Reutilizan el agua cuando la tienen, la recolectan de las lluvias y usan varias veces su ropa para no tener que lavarla tan seguido porque eso significa que deben pagar una lavandería. Comen en recipientes desechables y, a veces, se bañan con agua purificada de garrafones porque no tienen otra opción. Pero no son sólo ellas, sino sus familias enteras.

    Socorro Gutiérrez es la más grande de las Guardianas, tiene 72 años, y llegó a esta zona cuando Santa Úrsula todavía no era conocida por ser la casa del Estadio Azteca.

    “Había mapaches, víboras, la gente se iba a vivir a las cuevas, los hombres quitaban las piedras y las mujeres traían carros de arena para rellenar las grietas, si queríamos entrar era casi a gatas porque eran vereditas, no había luz”, cuenta la mujer.

    Socorro tiene una respuesta clara y concreta sobre por qué las Guardianas del Agua son mujeres: “somos las que estamos en la casa y necesitamos agua, el hombre casi no está en su casa y no ve el problema”.

    Así que bajo esta problemática, las vecinas se unieron desde hace 4 años para exigir respuesta a las autoridades, comenzaron cerrando calles para manifestarse contra el boom inmobiliario que rodeó sus colonias de torres de departamentos y centros comerciales.

    “La gente nos tiró de locas. Las autoridades nos decían ‘te mando la pipa’ pero dijimos que no, queríamos el servicio de las llaves, mandaban represión, patrullas pero cuando bajaron las autoridades, llegó el agua por obra de magia. No es que uno sea revoltoso pero la necesidad la orilla”, expresa Teresa Cruz.

    Ser mujer lo ha hecho más complicado porque deben lidiar con situaciones de misoginia. Recuerdan la vez que un chofer del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACMEX) les condicionó una pipa a cambio de que lo escucharan una hora hablar de su religión, después descubrieron que no hacía eso con los hombres. O que algunos funcionarios las culparan de no tener agua “por tener muchos hijos”.

    Natalia Lara, otra Guardiana, señala que las autoridades ya las identificaron, les niegan las pipas y las ponen en contra de otras vecinas de la zona.

    “Se utiliza a otras mujeres para decir ‘ah, como no estás con ellas, te voy a premiar y tu la puedes distribuir a donde quieras, tienen su premio por no estar con nosotras”, denunció.

    Las Guardianas del Agua descubrieron que una semana antes del corte, funcionarios de SEDESOL condicionaban la entrega de un tinaco a cambio de tres credenciales del INE. Cuando supieron donde se ubican los pozos y válvulas que surten esa área, se enteraron también que las autoridades locales manipulan la distribución del agua a cambio de apoyo político.

    “Aunque no hay la presión que queremos, en los pozos sí hay agua suficiente para tener tres veces a la semana, la delegación se encarga de regular las válvulas y se manipulan a diestra y siniestra, determinan una calle y dicen ‘ellos no están afines a nosotros’ y cierran la válvula hasta que les rindan pleitesía. Aquí, todo el mundo se afilió al PRD por eso”, añadió Natalia.

    Cada sábado se reúnen en el mismo lugar para realizar asambleas en las que discuten las siguientes acciones para resguardar el agua; reuniones con autoridades, con ambientalistas, señalar ataques en su contra o injusticias relacionadas.

    “Estamos luchando por la vida, sin agua no hay vida” o “Son luchas de muchos años pero son de mujeres”, fueron frases que repitieron en una de estas juntas, interrumpida, precisamente, por una tormenta.

    Las tres colonias que abarcan las Guardianas del Agua están en la lista del gobierno de la Ciudad de México que numera las zonas donde el servicio de agua es irregular. A nivel nacional, el 4 por ciento de la población no tiene agua potable en su casa y un ciudadano promedio consume 184.6 litros al día.

    El tiempo que las mujeres dedican a luchar por el agua y llevar a sus casas reduce las horas que podrían dedicar a un trabajo remunerado o a estudiar. En promedio, una mujer de un país en vías de desarrollo camina 6 kilómetros para transportar 20 litros de agua, según la fundación Mary Ward.

    A partir de este miércoles 31 de octubre y por 72 horas, el gobierno de la ciudad realizará un mega corte de agua en una gran parte de la CDMX para dar mantenimiento al sistema de distribución Cutzamala.

    Las Guardianas del Agua sueltan una carcajada al hablar del corte, “no nos afecta, ni nos extraña porque ya nos acostumbramos, ya lo vemos como algo natural”.