Esta es la historia de la mujer trans que busca aparecer en las boletas electorales de la CDMX

    Diana Sánchez Barrios es conocida como lideresa de ambulantes e hija de Alejandra Barrios, quien también maneja a gran parte de los vendedores informales en el centro de la CDMX.

    Diana Sánchez Barrios es una mujer de 43 años conocida como lideresa de ambulantes e hija de Alejandra Barrios, quien también maneja a gran parte de los vendedores informales de la delegación Cuauhtémoc, en la Ciudad de México.

    Hace unas semanas, Diana renunció al PRD tras 16 años de militancia en un acto donde quemó las banderas amarillas con el sol azteca y anunció que rompía relaciones con este partido debido a su alianza con el PAN y al retroceso que significaría para los derechos de las mujeres.

    Originaria de La Lagunilla, Diana asegura que buscará la alcaldía de la delegación Cuauhtémoc o la representación del Distrito IX de la CDMX (el norte de la delegación Cuauhtémoc) por el Partido Humanista. Su propósito es visibilizar a las mujeres trans en la vida pública de la ciudad.

    “Que la gente conozca las capacidades de las personas trans y no nos tengan etiquetadas en cultura de belleza, trabajo sexual o de cocineras, en ese tipo de trabajos que sienten que solo ahí tenemos cabida”, sostuvo en entrevista para Buzzfeed News México.

    Diana asegura que el haber crecido como mujer trans en un barrio de la ciudad, le dio las armas para conocer a fondo los problemas de la comunidad LGBTTTI.

    “Yo crecí en un barrio al lado de Tepito, en la Lagunilla para ser exactos. Tú sabes que en un barrio te construyes a la brava, a como dios te da a entender y te tienes que defender, siendo una persona trans pues creo que es el doble”, dijo.

    De niña sufrió el rechazo de sus hermanos y de su madre, quienes la regañaban cada que la veían usando prendas de su mamá, esto la orilló a comenzar su transición a escondidas y terminó huyendo de su casa.

    Entre los sucesos que más recuerda de su transición fue presenciar la muerte de varias de sus amigas, quienes por falta de asesoramiento médico tomaban los medicamentos equivocados o se modificaban el cuerpo con cualquier clase de sustancia.

    “Te metes hormonas patito, luego te inyectan aceite de carro, de olivo, Menem, mineral y la salud te la cobra, muchas se inyectaban y caían muertas. Por eso casi no hay mujeres trans adultas porque por esos procesos mueren jóvenes, les cobra el cuerpo y la salud, muchas mueren de cáncer. A mí no me ha pasado nada gracias a dios pero los cuerpos son distintos”, contó.

    Antes de entrar a la militancia política y al activismo LGBT, Diana vendió chocolates en el metro y trabajó como personal de limpieza:

    “Cuando yo era chica iba a pedir trabajo y no me lo daban, como en una tienda de peluches me decían ‘sí, pero gente así no’, o ‘déjanos tu numero y te llamamos’. Yo me daba cuenta que en los únicos espacios que pude trabajar fue lavando trastes, haciendo limpieza de noche en las fonda. Yo no me daba cuenta pero cuando empiezo a ligar la historia de mi vida digo: con razón, siempre los trabajos que tuve fueron de esconderte”.

    En 2009, se publicó el estudio Investigación: Discrminación y exclusión laboral de la población travesti, transgénero y transexual de la Ciudad de México y concluyó que el 54.88 por ciento de la población se autoemplea, el 19.60 está desemplea y el resto es asalariad

    El hecho de que su familia estuviera dentro de la política, la hizo comenzar desde joven repartiendo volantes para que las personas votaran por su hermana, cuando se postuló a consejera ciudadana. Admite que ver a su madre, la motivó a entrar a ese mundo pero también el conocer a activistas y defensores de derechos humanos, se percató de que ella no tenía los mismo derechos que las mujeres cisgénero. Entre las personas de las que más aprendió sobre el tema de política y activismo nombra a Manuel Oropeza y Gloria Davenport.

    En el PRD fungió como Comisionada Nacional de la Diversidad Sexual, en 2012 fue candidata a ocupar un escaño en el congreso de la CDMX y en 2015 se registró como pre-candidata a delegada de la Cuauhtémoc por el PRD.

    “Al inicio (de mi carrera en la política) me daba miedo que se refirieran a mí en masculino, pero hoy me siento muy orgullosa de ser una mujer trans, me siento feliz, antes me daba miedo, luego no quería ni hablar. Por eso luego entiendo a muchas chavitas trans que tienen miedo de hablar, porque todavía existe un rechazo fuerte y en política más porque siguen gobernando los hombres y decidiendo ellos, y las pocas mujeres que están terminan actuando como hombres, en lugar de sentirme con esta sororidad me sentía rechazada por las que manejan el poder”, cuenta.

    Señala a Alejandra Barrales y a Beatriz Mojica como dos personas que la discriminaron dentro del partido que gobierna la ciudad. Entre otra serie de obstáculos que la impidieron obtener otros cargos de elección popular.

    “Si eres una mujer trans no con una estructura (física) femenina al cien por ciento, que todavía estás en un proceso, sin modificaciones, es más fácil que esas mujeres de poder puedan tener contigo un vínculo, pero cuando eres una mujer modificada, sí existe un rechazo, te ven de arriba a abajo, yo lo viví, a mi nadie me lo puede decir. Con la misma Alejandra Barrales, con Beatriz Mojica, yo las vi en su forma de hablarme, cuando les pedía audiencia me atendían muy feo”, contó.

    Sobre el tema del poder político que tiene su familia como líderes de ambulantes asegura que cada quien se dedica a lo suyo y que ella incluso ha diferencias ideológicas con ellos, pues son priistas.

    “Tu sabes que una líder de esos niveles no deja que nadie se meta en lo suyo”.

    Y aclara que vive de sus propios negocios al ser dueña de dos plazas comerciales y del auto empleo que la ha mantenido desde hace años.

    Por ahora, Diana Sánchez Barrios quiere estar en la boleta electoral 2018 de la CDMX.